Todas las comidas del mundo

El bazar de las especias de Estambul. Un abarrotado zoco en las callejuelas de Fez. Un puesto ambulante de comida en una ruidosa calle de Bangkok. Un tenderete en un callejón de Tegucigalpa. O el chiringuito que expende paellas a decenas en cualquier pueblo de la costa española.

242_pEsos (y otros muchos puntos del planeta) son los lugares que uno puede visitar (y saborear) sin salir de las cuatro paredes del viejo edificio de ladrillo de la antigua fábrica de cerveza Old Truman, en Brick Lane, una de las calles más atractivas y multiculturales del East End londinense.

Allí se celebra cada domingo el Up Market, un mercadillo en el que encontrar ropa original y de diseño, bisutería extravagante, peluquerías de todo pelaje, accesorios llamativos y casi cualquier cosa… aunque nada tan sabroso y sugestivo como su oferta culinaria, desparramada en decenas de puestos que semejan un atlas de aromas y sabores.

Adentrarse en este espacio es someterse a una gratificante experiencia de estrés alimentario. ¿Qué comer? Por allí humea el doro wat, un estofado etíope de pollo servido con una salsa picante hecha de mantequilla, cebolla y chile. Justo enfrente, una mujer remueve un kalguksu, la sopa coreana de fideos con caldo de marisco; si miras un poco a la derecha, reclama tu atención un reluciente patacón pisao, una receta típica de la costa caribeña de Colombia elaborada con plátanos, carne mechada de cerdo, cebolla tierna y cilantro…

mexico_pY ¡sorpresa!, basta dar unos pasos para toparse con la Spanish Caravan, donde un barbudo compatriota nos ofrece paella, empanada gallega, gazpacho y otros platos tan cotidianos para nosotros como exóticos y novedosos para la marabunta procedente de todos los rincones del mundo que recorre el mercadillo, uno de los mayores exponentes del cosmopolitismo de la capital del viejo Imperio Británico.

237_pEn el Up Market hay tres cosas seguras para los buscadores de sabores: 1) encontrarán algo delicioso que llevarse a la boca; 2) volverán saciados y satisfechos a la calle, donde se unirán de nuevo a la marea humana que se desliza por Brick Lane como los restos de un naufragio (son muchos los que pasean su resaca del sábado por allí). Y 3) una heterogénea mezcla de aromas se habrá adherido a sus ropas, donde permanecerá como recuerdo de un rato delicioso.


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