Siempre digo que el mejor lugar para comer en Sevilla está en Utrera (y no, no me pagan por decir esto). En esta localidad, a unos treinta kilómetros de la capital, existe un bar de tapas llamado Besana (el primer surco que hace el arado en la tierra), que mantiene calidad y calidez desde el momento en que abrió sus puertas. El bar está regentado por Curro y Mario, dos cocineros que siempre sorprenden con una más que reconocida trayectoria. Se formaron en el Celler de Can Roca y eso marca su manera de trabajar.
Es interesante su concepto de “comida en miniatura”: platos especiales en pequeñas cantidades que hacen de Besana un bar de tapas para nada convencional. Besana se encuentra escondido por las callejuelas de la antigua judería de Utrera, al final del callejón del Niño Perdido.
Su carta es variada y, una vez sentados en su pequeño y acogedor salón, apetece probarlo todo; es la ventaja de esa comida en miniatura de la que he hablado antes, puedes probar varios platos sin que resulte excesivo: ni para el estómago ni para el bolsillo, algo que también se debe tener en cuenta.
La carta de vinos no es amplia, pero encontramos suficiente variedad para maridar cada tapa. Eso sí, se echa en falta algunos de los buenos vinos que se empiezan a elaborar en Andalucía; no sólo los blancos afrutados, como el Señorío de Heliche del que he hablado en otra ocasión, sino también algunas variedades de tinto que se han empezado a elaborar en pequeñas bodegas del norte de la provincia de Sevilla. Te puedes encontrar con un excelente Fuente Reina (V.T. Sierra Norte de Sevilla), pero no estaría de más incluir otros vinos de la región (y no pienso sólo en Jerez y sus maravillosos vinos).
Fotos: Ernestina Causse
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