¿Por qué? ¿Por qué la modernez ha llegado a los bares? ¿Por qué todo tiene que estar pintado de blanco y azul añil? ¿Por qué mires donde mires te tomas las cañas en barras de pino claro iluminadas por lámparas de diseño?
Señoras, señores, hay vida después de lo moderno estandarizado, todavía hay personas que piensan que los bares tienen que mantener su esencia, y todavía hay locales donde uno NO se siente obligado a formar parte del diseño.
Sí, todavía nos queda el Bar Geralds, en el barrio de Gros, en San Sebastián o Donosti, como os guste más. Y también nos queda el Geralds, en Australia, sí, sí, en las antípodas, porque el Bar Geralds donostiarra es el hermano pequeño de éste, que abrió un inglés (llamado Gerald, cómo no) en Melbourne.
El Gerald’s de Melbourne
Nuestro amigo Gerald (fundador de el local de Melbourne), vive desde hace 26 años en Australia, pero viaja cada año para visitar a su familia en Inglaterra. Es un apasionado de las anchoas frescas y de la cocina del Norte, por eso, desde hace 6 años se desplaza a San Sebastián para comer anchoas y ver qué se cuece gastonómicamente hablando por el País Vasco y toda la cornisa cantábrica. Y claro, 6 años visitando una de las ciudades más bellas del mundo dan para enamorarse de ella y querer montar algo allí…, y eso ha pasado.
Un buen día, a través del famosísimo panarra Dan Lepard, Gerald conoció a Carlos Belío, quien se define como ‘salsero’ (porque está en todas las salsas). El inglés le propuso a Belío montar un bar en San Sebastián y él aceptó. Así nacía Geralds el pasado mes de mayo, en el popular barrio de Gros, en el local que ocupaba el antiguo Bolívar, un bar de los de toda la vida, muy conocido en el barrio, de esos con historia y al que los tres socios del Bar Geralds han querido respetar manteniendo sus ventanas, su barra de madera oscura y su esencia.
El Geralds de Donosti
Cada día y cada noche, el Geralds se llena de gente (sí, está teniendo mucho tirón), para probar su excelente menú del día y su carta de noche, que se cambia todos los días. Porque en este bar sólo se hace cocina de temporada, con productos frescos, de pequeños productores que tienen algo que decir, y de mercado. De hecho sus dos cocineros (el donostiarra Loren a medio día y el inglés Nick Hughes por las noches) van al mercado a diario. Por eso, en el Bar Geralds no se congela, se cocina, y lo que se cocina es lo que hay y lo que hay es lo que se come. Así de simple, sin trampa ni cartón.
Por las mañanas Loren elabora una cocina más cercana, no tradicional, pero sí más española, borda los guisantes, las carrilleras o, por ejemplo triunfa su deliciosa tempura de pavo con mayonesa picante. Por las noches, Nick cocina el producto local desde un punto de vista más internacional, como por ejemplo steak tartar, un salmón marinado estilo gravlax y todo tipo de verduras que deja muy al dente y mezcla sorprendentemente.
Ya sabes, si te gusta comer sin tonterías, pásate por el Bar Geralds: luz bajita, música feliz pinchada en vinilo, buen vino, buena comida, sin tragaperras, sin televisión, sin corsés y sin ataduras. Vamos, un bar nuevo, pero de los de toda la vida.
Al preparar este artículo se nos ha hecho la boca agua con:
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