Jamón, jamón, como bien decía Bigas Luna en la película del mismo nombre… Nada hay más incrustado en el código genético de cualquier español que se precie que el jamón. Jamón ‘der güeno’, del menos bueno, del más ‘curao’, del menos, del de bellota, del de cebo, de recebo, del Norte, del Sur, en taquitos, en lascas, en tiras, en lonchas… Jamón.
Si es que nuestro jamón debería ser Patrimonio de la Humanidad. Deberíamos salir a la calle y reivindicarlo, como hacen los italianos, que quieren que la Pizza Napolitana sea declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Algunas marcas como Domino’s Pizza, se han espabilado a saco, y han unido esos dos monumentos en una pizza, la “Pata Negra”, jamón serrano, tomate natural, aceitunas negras, salsa de tomate y mozzarella. ¿Tiene sentido esta pizza? Pues si a alguien le gusta, ¡’of course’!
Pero más allá de polémicas, seamos sinceros, los italianos aquí no tienen nada que hacer, porque una de las combinaciones más sublimes, la que eleva al jamón a la enésima potencia del placer es, sin duda, el bocata de jamón. Y eso, ya lo habíamos inventado nosotros.
El bocata de jamón es universal. Le gusta tanto a niños como a no tan niños, al alto ejecutivo y al obrero del andamio, al de San Sebastián y al de Cádiz, al cristiano ¡incluso al musulmán (que también hay jamones de cordero). Delicioso está con vino tinto, con rosado, con blanco, con cerveza y hasta con agua.
Pero los chicos de Eat Mad han encontrado en Madrid un garito estupendo, “Bocadillo de jamón y champán“, dode maridan el jamón ‘del bueno’ con champán, del bueno también. En este local del barrio de Conde Duque hay bocadillos de jamón (siempre de bellota) a tutiplén, con las mejores recetas de todos los puntos de España, para maridar con vinos y, sobre todo, con champán.
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