Comer en un avión

Viajar nos encanta, está claro. Y no sólo porque se conozcan lugares bonitos o culturas distintas, sino porque en la mente de un ‘foodie’, ir a otro país significa también experimentar en el paladar nuevos sabores de comidas diferentes, ¿a qué sí?

Volar es muchas veces la manera de llegar al destino y, precisamente, suele ocurrir que lo primero que nos llevamos a la boca en nuestro viaje es la comida que se sirve en el avión.
comer en un avión

Depende la compañía que elijas, la clase, el tipo de billete y las horas de duración del viaje, la comida que se consume durante un vuelo varía extremadamente. De unos panchitos (y da gracias) en un trayecto regional corto, a hasta cinco platos diferentes en los vuelos más largos de las mejores aerolíneas.

Se sirve comida en los vuelos comerciales desde hace relativamente poco: la primera compañía en hacerlo fue la norteamericana United Airlines en 1936.

Por medidas de seguridad obvias, la comida que se sirve no se cocina dentro del avión, sino que se prepara fuera, se congela, y se calienta de nuevo durante el vuelo. Así, los chefs que trabajan para las compañías aéreas tienen que tener un especial cuidado a la hora de elaborar la comida, de manera que no se pase al recalentarla.

Pero además, han de tener algo más en cuenta: los sabores de los alimentos se alteran a miles de metros de altura. Esto ocurre debido a tres factores: la presión, la disminución de la humedad y el ruido constante de los motores.
comer en un avión

Allí arriba, la humedad disminuye a menos del 12%, niveles más bajos que en el desierto, y esto trae como resultado la reducción del sabor de los alimentos. La razón: el 30% de nuestras papilas gustativas dejan de funcionar a tan elevadas alturas.

Y el otro sentido que también se resiente es el olfato: en las cabinas presurizadas este sentido tampoco funciona bien lo que, indudablemente, afecta al sabor que percibimos de la comida.

Y el tercer elemento: el ruido de fondo. Aunque parezca mentira, el sonido incesante de los motores también afecta al gusto, pues estudios han demostrado que la gente que está acostumbrada a comer en ambientes ruidosos sienten la comida más sosa que los que suelen comer en silencio.

Por todo esto (¡oído cocina! ¡Doble ración de sabor!) los chefs que preparan lo que se come en los aviones, deben elaborar la comida con más sal o especias que potencien su sabor para equilibrar la falta que sentimos.
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Aunque, curiosamente, no todos los sabores se pierden igual: son precisamente el sabor dulce y el salado los que más se resienten, mientras que el ácido, amargo y picante no resultan casi afectados. Y paradójicamente, hay uno que sale ganando: el sabor umami, o lo que es lo mismo, a lo que saben el tomate o las sardinas. A miles de metros de altura, la alteración de este sabor es beneficiosa: el tomate sabe menos ácido y más dulzón, lo que hace que el zumo de tomate sea la segunda bebida más pedida en los vuelos, después de la cerveza.

El tipo de cubierto con el que se come allí arriba también afecta: los platos de plástico hacen que la comida sepa peor. Aunque las aerolíneas en esto no tienen otra opción: tras los atentados del 11-S se crearon nuevas normativas que obligaban al uso de cubertería de plástico dentro de los aviones, aunque en algunos países esta restricción se ha visto relajada últimamente.

Y añadimos una curiosidad: la tripulación debe seguir un procedimiento estricto, evitando comer todos lo mismo, para evitar que todos se pongan malos a la vez si, por desgracia, hay algún alimento en mal estado.
comer en un avión

Si eres de los que no le gustan las sorpresas cuando se habla de comida, ahora ya puedes saber qué te servirán en el avión ¡incluso antes de comprar el billete! Existen varios sitios web (como Airline Meal, o Air Plane Food) donde son los propios usuarios de las líneas aéreas los que suben las fotos del menú que les han servido, escriben sus opiniones al respecto y puntúan la calidad de los alimentos y el servicio.

Así podrás ver de la manera más actualizada posible, qué habrá para degustar dentro del carrito que manejan las azafatas y, además, si te animas a abrirte una cuenta en cualquiera de estas webs, puedes también compartir con el mundo cómo ha sido tu experiencia gastronómica a miles de metros de altura.


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