Gluten, ¿sinónimo de lujo?

Según la RAE, la enfermedad celíaca es un “tipo de malabsorción debida a la intolerancia al gluten”. En España, es mucho más que eso. Nos acercamos a la vida de Lucía Gemma Fernández, una española celíaca que, además, es presidenta de Celíacos en Acción, la organización que busca respuestas adecuadas a una problemática sufrida por medio millón de personas en España.

Vivir en el primer mundo no te quita de problemas como éste: En España un paquete de galletas no supera los tres euros. Sin embargo, Lucía paga más del doble por un paquete de galletas sin gluten, es decir, apto para ser ingeridos por personas celíacas. Ella y otros muchos se preguntan por qué pagar hasta 10 veces más por productos de necesidad básica.

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La familia de Lucía descubría, a los trece meses de nacer ella, que era un bebé celíaco, es decir que su cuerpo no toleraba el gluten. Y desde entonces, la alimentación de Lucía ha sido mirada con lupa, primero por la familia, y luego por ella misma, quien indica que su alimentación es su medicina. “Ser celíaca es sinónimo de responsabilidad. Tu salud siempre depende de la nutrición, pero en este caso, saltarse la dieta-medicina, además supone un daño en la mucosa intestinal, con sus consecuencias asociadas”, comenta Lucía al preguntarle por el día a día como celíaca.

Una rutina que, en ocasiones, sigue siendo compleja. Porque ¿Y si un celíaco quiere disfrutar de una comilona con amigos en un restaurante? ¨En el año 1974 la oferta de menús sin gluten era nula… siempre tenías la opción de la tortilla de patata, o del filete con patatas fritas. Y hoy en día, aunque algunas cadenas de comida rápida, por ejemplo, ya cuentan con sus menús perfectamente adaptados, aún son muchos los restaurantes que nos ofrecen el filete a la plancha y las patatas fritas, como menú alternativo, aunque aún hay que explicar que debe ser con aceite limpio”, comenta.

Pan celiacos

Hoy en su casa comparte enfermedad con sus tres hijos, que también son celíacos y quienes han aprendido desde pequeños cómo de vital es cuidar su nutrición. La indicación es sencilla: El celíaco debe eliminar absolutamente de su dieta todos los productos que entre sus ingredientes lleven trigo, cebada, avena o centeno. Una indicación que ellos tampoco olvidan fuera de casa. En el centro escolar, la actual normativa obliga a que los colegios oferten menús sin gluten, pero, tal y como recalca Lucía, sigue habiendo muchas restricciones. “En el caso del colegio de mis hijas, sí que existe menú sin gluten, sí, pero casi 2€ por más caro que el resto. Y el colmo… todos los alumnos se pueden quedar a comer a días alternos, pero los celíacos no. Además de ser más caro, o se quedan durante todo el trimestre, o no se quedan… ¡Así funciona!”.

Pan y cereales, lujos para celíacos

El mayor quebradero de cabeza llega a la hora de ir al supermercado, una enfermedad que se traslada a la cesta de la compra donde los números echan chispas en el supermercado: ”En mi familia la repercusión económica se cuadriplica, así que el carro de la compra semanal puede superar los más de 120€, solo en productos específicos: pan, galletas, pasta, cereales, harina…”, señala. Ante esta injusta situación, Lucía se decidió a poner en marcha Celíacos en Acción, la asociación que bajo el lema #Quenopare busca que “nuestra enfermedad llegue a los despachos de los políticos y muevan ficha por los celíacos”, concreta la presidenta.

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Su objetivo es, por tanto, que los celíacos no sean discriminados. Y para ello ya han solicitado el desarrollo de un sello homologado que unifique todos los productos sin gluten, además de que la sociedad cuente con una mayor información, investigación y formación sobre esta enfermedad. “Al gobierno le solicitamos igualdad de derechos, con ayudas para adquirir nuestros alimentos y un protocolo sanitario adaptado para la detección precoz de la enfermedad”, indica Lucía, quien resalta que “en la mayoría de los países europeos ya existen ayudas directas o indirectas, para nuestro colectivo”.

Además, pusieron en marcha una petición en el portal change.org para conseguir hacer fuerza a través del apoyo de la ciudadanía. “En el año 1979, en España, el pan fue declarado alimento de primera necesidad, y su precio controlado por el estado, para hacerlo accesible a toda la población. ¿Los celíacos no comemos pan?”, comenta rotunda Lucía al charlar sobre el por qué de esta asociación.

Antes de marchar le preguntamos qué es lo más caro que ha comprado sin gluten: “Una barra de pan de 200 gramos, la pagué a 15,95€”. Y no hace falta decir más.


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