Comenzamos un viaje. No es un viaje cualquiera. Es un viaje a través del agua. Sí, agua. Algo tan básico, tan necesario y que damos por hecho. ¿Cuántos litros de agua bebes al día? Deberían ser como mínimo dos. ¿Cuánta gente en el mundo no tiene acceso a agua potable? Se calcula que unos 700 millones. Pero, ¿y si te dijera que por cada botella de agua que compres estarás facilitando que otros también la tengan? Mola, ¿verdad? Sigue leyendo.
El guía de nuestro viaje es Auara, una empresa social española que se ha marcado un objetivo muy claro: invertir el 100% de los beneficios obtenidos por la venta de agua en proyectos de acceso a agua potable, saneamiento y agricultura en otros países.
El viaje empieza en León, en el manantial Los Barrancos. “Buscábamos un agua mineral natural de mucha calidad, de mineralización débil y baja en sodio”, nos cuenta Antonio Espinosa, director ejecutivo de la marca. “Es importante que Auara no sólo sea un concepto potente por su fin social, sino que, además, sea un gran producto”.
Cuando compras en cualquier punto de España ese agua que ha nacido en León, el viaje no se detiene ahí: tu dinero recorre miles de kilómetros hasta llegar, por ejemplo, a Burkina Faso, a las afueras de la ciudad de Dedougou. “Hay un pozo que se seca durante varios meses del año y queremos hacer una nueva perforación que asegure el agua potable a un orfanato con 60 niños, a un colegio que hay junto al orfanato y que tiene 500 alumnos y a la comunidad que vive en los alrededores”.
Espinosa sigue contando cómo ese proyecto atajaría tres problemas: la falta de agua, las infecciones provocadas por beber agua en mal estado y el absentismo escolar derivado de esas infecciones. Para desarrollar este primer proyecto, como para todos los que vengan después, trabajarán con organizaciones locales que hayan demostrado su compromiso en otros proyectos de la zona, que tengan unas cuentas limpias y transparentes y, sobre todo, “que tengan vocación de permanencia”.
La idea de crear Auara surgió también de un viaje. O bueno, de varios: “Yo he estado yendo a Etiopía durante 4 años, y en especial he trabajado en la construcción del hospital de Asayita, una ciudad de la región de Afar, con la ONG Amigos de Silva”, cuenta Espinosa.
Fue allí donde vivió en primera persona un Auara: las tormentas del desierto que se dan en esa zona, considerado el lugar más cálido y seco del planeta, y que fueron la inspiración absoluta que puso nombre al agua que venden. “Fue allí también donde conocimos lo que realmente es vivir sin agua potable”, sigue relatando. Por eso, cuando volvió a Madrid, unió fuerzas con Luis de Sande y Pablo Urbano y juntos decidieron comenzar a andar, aunque no solos. “A día de hoy somos un equipo de unas diez personas que se han ido sumando y comprometiendo, y que nos han ido aportando una gran experiencia en distintos campos”.
Pero el viaje no acaba ahí, porque gracias a un código QR impreso en cada botella, cada consumidor podrá saber a través de la pagina web en qué proyecto está colaborando. Además, en un futuro próximo darán la opción de que se puedan hacer donaciones directas y elegir a qué proyecto van destinadas.
Una idea revolucionaria, también amiga del medio ambiente, pues utilizarán plástico 100% reciclado (es la primera marca en España que lo hace) con un diseño que permite que entren “hasta un 20% más de botellas en un mismo palé que el formato tradicional”. Además dicen que ni se plantean la exportación, para no dejar “huella medioambiental”, o sea, mayor contaminación por el transporte.
Tienen previsto que las primeras botellas de Auara salgan a la venta en abril. El final de un viaje de preparación, pero el inicio de la aventura. Y al preguntarle a Espinosa por qué decidieron involucrarse en un proyecto así, él lo tiene muy claro: “Porque nos merece la pena. Nuestro objetivo con Auara es tener un impacto positivo en nuestro mundo. A estas alturas y después de dos años trabajando, creo que no nos hemos equivocado”.
41 Comentarios