Mercato Trionfale

En Roma es fácil, tristemente fácil, sentirse como un turista. Demasiada gente en cualquier momento del año, en cualquier monumento, visitando cualquier café histórico que aparezca en una guía. No voy a negar los encantos de la ciudad, que son muchos y que resisten incluso ante esta marabunta de japoneses con cámaras, americanos en bermudas y españoles empeñados en tomar pasta y pizza en la misma comida, pero lo cierto es que es fácil caer presa del síndrome del turista que no consigue llegar a ver cómo se come de verdad en la ciudad.

Es cierto que no es algo exclusivo de Roma, cualquiera que se de un paseo por las Ramblas barcelonesa, por el puente de Rialto en Venecia o por las inmediaciones de la Torre Eiffel sabe de qué va el asunto. Pero también es verdad que en pocos lugares como en Roma esa masificación y esa pérdida de conexión con la realidad local alcanzan picos de exageración como allí.

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Aunque no todo está perdido. Casi nunca está todo perdido. Por supuesto, como ocurre en Madrid, Barcelona o París, hay otra ciudad por debajo de la que ven los turistas, una ciudad que vive al margen de ellos, que compra, que cocina, que sale a restaurantes donde es posible probar buena cocina a precios razonables y donde no se inflan las facturas como en esas trampas para turistas que todos, por desgracia, hemos experimentado en alguna ocasión.

De la misma manera que en Madrid un turista seguramente acabará en el mercado de San Miguel pero difícilmente llegará al mercado de Puente de Vallecas, donde tendría una experiencia más real de qué es comer en Madrid en el día a día, los visitantes muchas veces no vemos más allá del casco histórico de Roma. El mercado de Campo de’ Fiori, por ejemplo, es el que visita todo el mundo. Es bonito, es pintoresco, los puestos tienen un cuidado descuido. Y aunque revolviendo se pueden encontrar cosas interesantes, es caro, es frecuentado mayoritariamente por turistas y es una imagen poco real de cómo son los mercados de la ciudad.

No hace falta, sin embargo, hacer grandes distancias para tener una experiencia más auténtica. A un par de paradas de metro de la zona más turística, apenas a 700 metros de los muros de la ciudad del Vaticano, se encuentra el Mercato Trionfale, uno de los grandes mercados para romanos del centro urbano. Casi 300 puestos de productos locales y de especialidades llegadas de todo el país a precios que difícilmente se encontrarán en los puntos calientes del turismo de la ciudad.

En la entrada lateral de Vía Santamaura hay un pequeño puesto de pizza al corte. Nada que ver con los del centro histórico. Pizzas sencillas que se venden al peso y en las que el cliente elige el tamaño de la porción. Por poco más de un euro puedes llevarte un corte más que generoso de pizza de patata, pizza Bianca o pizza rossa, las más habituales para comer por la calle. Es una buena manera de ir entrando en contacto con el ambiente del mercado, en el que se ven muy pocos turistas y en el que los dueños de las diferentes paradas aun se sorprenden a veces al ver una cámara de fotos enfocando sus productos.

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Los puestos de pasta fresca son llamativos, especialmente por todas esas variedades regionales difíciles de ver fuera de Italia, pero es aun más curioso ver como el peso del mercado lo llevan los embutidos y sobre todo las verduras. Hay carne, claro, y pescado, pero mucho menos de lo que uno esperaría encontrarse en un mercado español. La variedad de verduras, incluso de hierbas silvestres, de temporada es pasmosa y los precios, hablando como hablamos del centro de una gran capital europea, asombrosamente ajustados. Los gallegos no podemos dejar de asombrarnos al encontrarnos por primera vez allí frente a un manojo de grelos (cime di rapa o friarielli, según la zona), tradicionales de algunas regiones italianas. Y la vendedora se sorprende aun más cuando le dices que esa verdura es tradicional en algún sitio del norte de España que a ella ni le suena.

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Visitar Roma es, al igual que lo es visitar cualquier otra ciudad, conocer sus monumentos, callejear, ver el ambiente. Pero también es escarbar un poco en cómo se come allí más allá de los tópicos, buscar qué se vende y qué se compra, qué se lleva la gente para cocinar en casa, curiosear, apartarse de la marea que persigue a un guía con banderín rojo y mezclarse con los clientes de los mercados de barrio.

Fotos: Jorge Guitián

Al preparar este artículo se nos ha hecho la boca agua con:

Mercato Trionfale

Mercato Trionfale

El mercado está abierto de lunes a sábado de 7.00h a 14.00. Los martes y los viernes abren hasta las 19.00h. Aunque dispone de parking subterráneo se puede llegar en metro en la Linea A, Ottaviano – San Pietro.
Via Andrea Doria, 3
Roma, Italia

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