Por fin empieza la tan ansiada Feria de Abril, aunque sea en mayo, esas son las gracias del calendario gregoriano. La Feria que hoy conocemos tuvo sus inicios como feria de ganado, allá por el siglo XIX hasta convertirse en una feria repleta de casetas, paseo de caballos, cacharritos… Por entonces estaba en las afueras de la ciudad, en el Prado de San Sebastián, que con el paso de los años se convirtió casi en pleno centro de Sevilla. Por eso, a mediados de los años setenta se cambió la ubicación y se trasladó a Los Remedios, unos de los barrios nuevos de Sevilla. Allí ha crecido e incluso se ha desbordado de tal manera que muchos creen que ya es necesario encontrar un nuevo emplazamiento que ofrezca mayores posibilidades a los organizadores y visitantes.
La Feria tiene muchas cosas, pero la bebida y la comida desempeñan un papel fundamental. Si en los primeros años los dueños de las casetas preparaban su comida -desde el gazpacho a la tortilla de patatas pasando por el caldito para hacer frente a la madrugá-, hoy restaurantes y bares se hacen cargo de gran parte de las barras de las casetas. No a todos los sevillanos, ni foráneos les gusta la Feria, otros sin embargo son fervientes devotos y llevan todo el año preparándose para este momento. Si no te apetece patear la Feria de Sevilla porque está muy llena de gente o, sencillamente, no queréis respirar albero, os propongo dos rutas alternativas en las cercanía, una en Los Remedios y otra en Triana, que te permitirán disfrutar de la gastronomía de esta fiesta sin pasar todos los días por el Real.
Ruta 1: Los Remedios.
Lo primero, paciencia: en esta semana hay gente por todos lados, sobre todo por Los Remedios y Triana. Así que, si vas a un bar, procura ser paciente, tardarán en servirte. Muy cerca de la portada, en la calle Virgen de Loreto encontramos algunos bares de parada obligatoria. El primero es uno de los más antiguos del barrio, el Santa María (C/Monte Carmelo, 43). Allí puedes tomar, acodado en la barra o en cualquiera de sus mesas altas, una cerveza bien fría acompañada por caracoles, bacalao en tomate, pavías… tapas de toda la vida. Más arriba, aún en la calle Virgen de Loreto (casi todas las calles del barrio tienen nombre de vírgenes) se puede detener uno en el bar Mercedes (C/Virgen de Loreto, 19), que es famoso por su paella (por eso no hay que llegar tarde) y, unos metros más adelante, La Maceta, casa fundada en 1976 y que es uno de los emblemas del barrio. Allí, además de los finos y las manzanillas muy frías, sirven una gran variedad de tapas: desde una paella de pescado a los famosos clavelitos (solomillo de cerdo sobre pan con jamón serrano encima) pasando por los chipirones plancha, papas aliñás, gambas… Se llena todos los días y en Feria, más. Puedes acercarte, para acabar, al Café del Valle (Calle Virgen Del Valle, 8), en la calle de la Virgen del mismo nombre, para tomar un té o un café (preparan un capuchino asombroso) acompañado de algunas de las tartas artesanales que sirven—una red velvet, por ejemplo que quita el sentío—. Es un lugar tranquilo, aunque esté decorado, como todos, con motivos de Feria. Un sitio idóneo para terminar nuestro primer recorrido.
Ruta 2: Triana
Empezamos esta vez algo más lejos, en la plaza de Cuba, en uno de cuyos lados se encuentra el Río Grande (Calle Betis, 70), un restaurante en el que es posible sentarse para disfrutar de una magníficas vistas sobre el río. Allí puedes comer de cuchara y mantel o sentarte a probar alguna de sus muchas tapas: chipirón relleno de arroz negro, una tosta de huevito de codorniz a la flamenca, jamón, salmorejo… Buscamos ahora, perdiéndonos entre las callejuelas de Triana, el que tiene fama de ser el mejor bar de tapas de la ciudad, el Blanca Paloma (C/San Jacinto, 49). Tiene una amplia carta, renovada con frecuencia, que incluye un riquísimo salmorejo, los boquerones fritos al limón, los mejillones rellenos, los huevos bechamel y un largo etc. Un poco más abajo, en Pagés del Corro, está la segunda sede de Las Golondrinas, uno de los bares típicos de Triana. Muy cerca se encuentra el original, un sitio peculiar, con unos aliños espectaculares y que se llena con rapidez porque no dispone de mucho espacio. Si lo que buscas es pescado frito, puedes acabar sentado en la calle San Jacinto, en el famoso colmao trianero Miami, especializado en estas frituras.
Sin duda, en los alrededores de la Feria hay muchos más sitios; será bueno que cada uno se pierda e investigue por su cuenta; pero los lugares que he visitado supieron reponer mi sed y mi hambre, porque en la Feria también #welovecomidas.
¡Feliz Feria!
Nota: Pulsa sobre las rutas para ver el itinerario.Photo: Ernestina Causse
33 Comentarios