Olemos a lo que comemos

Duro pero cierto. Que la alimentación influye en nuestro organismo es algo bien sabido, pero lo que a veces se desconoce es que la comida, ese ente bien venerado en Comida´s Magazine, una vez que comienza el proceso de digestión y entra en nuestro organismo, puede convertirse en un enemigo: puede hacer que nuestro cuerpo huela peor de lo que seguramente nos gustaría.

Ya sea por el sudor, o por el mal aliento, aunque mantengamos una buena higiene, nuestro cuerpo puede reaccionar en ocasiones de una manera más intensa de la que nos gustaría. Para controlar esto una de las formas más fácil es cuidar de lo que comemos, pues un cambio en nuestra alimentación puede llevarnos a sorpresas en cuanto a nuestro olor corporal, a veces agradables, a veces no tanto.

Aunque pueda parecer lo contrario, el sudor por sí mismo no tiene olor: es al entrar en contacto con nuestra piel, que los microorganismos que tenemos sobre ella reaccionan liberando ese mal olor que puede resultar a veces una tortura.

Los alimentos altos en azufre, como la cebolla o el ajo (básicos en nuestra dieta) son uno de los que más favorecen a que nuestro olor corporal sea más fuerte. Que producen mal aliento es algo que notamos de inmediato, pero lo que no siempre se sabe es que también influye en el olor de nuestro sudor. Lo mismo ocurre con las especias, que aunque sean buenas para muchas cosas, no ayudan en absoluto a neutralizar nuestro olor corporal.

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Y a las pruebas me remito: en los países donde la gastronomía hace un fuerte uso de las especias, los olores corporales son más, digamos, intensos. Y a veces quieres creer que es el calor, o el agobio de que haya mucha gente, pero no, (y habla la voz de la experiencia), tras una temporada ingiriendo comida altamente especiada, los olores del cuerpo cambian y, cómo no, se mimetizan con los de quien te rodean.

Pero no todas las especies ayudan a esto del mal olor, mientras el comino, el curri (que no es propiamente una especia, sino que en India se trata más bien de una mezcla de varias especias) o el orégano, son de las que más lo favorecen, se puede intentan equilibrar la balanza ingiriendo también otras especias más suaves, como la albahaca, el perejil, el romero o la hierbabuena.

Las carnes rojas son también uno de los principales alimentos que se señalan como productores del mal olor: su digestión es más pesada, permanece más tiempo en el tracto digestivo, por lo que se pudre y generar peor olor. La de cerdo se lleva la palma, quizás sin extrañar, y las carnes procesadas como las de las salchichas también.

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Las grasas saturadas tampoco ayudan a neutralizar el olor. Patatas fritas, frituras y demás fritanga también estarían en esta lista. Al igual que los alimentos que deshidratan, como el alcohol y las sodas, porque concentrar más el olor. Y las bebidas con cafeína, como el café, tampoco ayudan a que nuestro olor pase desapercibido.

Pero no todos los alimentos son enemigos, existen también buenos aliados con los que contar. Son los que más vitaminas contienen y aquí están, evidentemente, las frutas y las verduras. En cuanto a las frutas, ayudan mas a neutralizar el olor las que tienen más agua: piña, melón, pera, mango y todos los cítricos, que además tienen una función desinfectante.

Las verduras de hoja verde, debido a su alto contenido en clorofila, ayudan a desoxigenar las células y a liberarlas de toxinas, y hortalizas como el pepino, las zanahorias o el tomate ayudan también por su acción antibacteriana. Los tubérculos como la patata también son buenos aliados.

Sin embargo existen otras verduras que no lo son tanto: la coliflor, el repollo, el brocoli… debido a su contenido de azufre, vuelven a la lista de alimentos que provocarían los olores más fuertes en nuestro organismos. Y mención aparte merecen los espárragos, que una vez consumidos producen una concentración del olor de la orina e intensifican el olor de la sudoración en las partes íntimas. Consejo: evitar su consumo en una cita que creas que promete.

La ingestion de granos enteros y de nueces, está en el top ten de alimentos neutralizadores, debido al alto contenido de minerales (en el caso de las nueces concretamente zinc y magnesio) que funcionan como «aislantes» del mal olor.

Evidentemente se pueden incluir las hierbas aromáticas, como al manzanilla y el anis, que ayudan a hidratar el cuerpo, paso imprescindible para evitar la concentración de olores desagradables. Ellas a cebolla, ellos a queso.

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Por propia experiencia de convivir con el otro sexo, sabemos que los olores son distintos en hombres y mujeres (por lo general el de ellos más fuerte que el de ellas) pero la novedad de lo que reveló Firmenich, una firma suiza de creación de perfumes, es que las mujeres, debido a los altos niveles de azufre de su cuerpo cuando su sudor se mezcla con las bacterias produce un olor similar al de la cebolla, mientras que los hombres, debido a las ácidas grasas, su aroma es más similar al del queso. Toda una experiencia culinaria, sí.


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