Mercado de Feria

Recién llegados a Sevilla y nos acercamos a conocer uno de sus mercados, en el centro histórico. ¿Qué buscamos? Un mercado vivo, uno de ésos en los que aún se mezclan las gentes de toda edad y clase social. Y en Sevilla hay uno, el más antiguo, en el interior de la muralla que rodeó a la ciudad: el de la calle Feria.

Sevilla está viva, como las flores que se venden por aquí, estamos en uno de los mercados más pintorescos de la ciudad, junto a la iglesia de Omnium Sanctorum, a un paso de la Alameda de Hércules, rebosante de vitalidad, y a unos minutos de la Macarena, donde se citan hombres y mujeres, creyentes e incrédulos. La ciudad es una mezcla y en este mercado se palpa: sus callejuelas nos recuerdan un zoco; su desbordante alegría, la fiesta.

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En este mercado encontramos de todo: pescado (casi diríamos peces, pues muchos parecen vivos), espléndida fruta y verdura, encurtidos, quesos de los más variados tipos, carnes, flores… Estamos en uno de los corazones palpitantes de la ciudad: cada mañana, desde primera hora, el lugar se llena de vida y de los productos que la alimentan. En el mercado cada uno es dueño de su destino: podemos ir y venir a nuestro antojo buscando y rebuscando en los puestos, encontrándonos con sus gentes rebosantes de amabilidad.

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Es el mejor lugar para conocer a los parroquianos, viendo el ir y venir de la gente; comprar los arreglos de un buen potaje o del gazpacho del día; ver cómo cortan el pescado que después puedes disfrutar en alguno de los bares que circundan el mercado o entrenerte con un buen vino o una «servesita«, lugares no faltan.

Si en los mercados de todos los lugares del mundo hay vida, en el de Feria la hay en abundancia. Escucharemos las voces de los repartidores, los vendedores anunciando sus mercancías, el bisbiseo de las señoras discutiendo si serán llevar herrerar o boquerones, los golpes de los cuchillos sobre el mármol o la madera; los olores caminarán a nuestro lado explicándonos sin palabras hacia dónde hemos de volver la cabeza.

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Merece la pena perderse por el laberinto de sus estrechas calles, que tanto nos recuerdan a un zoco, y por los alrededores, pues estamos en el centro de la maravillosa Sevilla; un centro al que no suelen venir los turistas, pero sí quienes desean sentir el pulso de la calle. Aquí la ciudad vive; su corazón late: estamos en el mercado de la calle Feria.

Mercado de Abastos de la Calle Feria
Calle Feria s/n
41003 Sevilla

Fotos: Ernestina Causse


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