Ni el vikingo más salvaje, ni el cosaco más indómito, ni el guerrero más diestro tendrían nada que hacer ante estas bebidas, verdaderas “tumbaosos”. Rondando los 100 grados de alcohol, Comida’s Magazine te muestra una selección de los tragos más duros que un hombre puede soportar, o no. Esófagos y estómagos delicados, abstenerse.
Y empezamos con el Cocoroco que es, extraoficialmente, la bebida con mayor graduación alcohólica del mundo. Se elabora en Bolivia de forma absolutamente artesanal a partir de la caña de azúcar. Tiene una graduación alcohólica de entre 93 y 96 grados y ni siquiera se vende en botellas ya que se comercializa en latas bajo el nombre de alcohol potable (sin comentarios). Se suele mezclar con té para rebajar un poco su graduación. Popularmente a esta bebida se la llama Caimán.
Everclear es un ron que se hace en Estados Unidos a base de cereales naturales y que tiene dos gamas: la light que alcanza los 76 grados (Everclear 151 Proof) y la hard que llega hasta los 95 (190 Proof). Se hace en EEUU pero su consumo está prohibido allí por su alto contenido alcohólico, con lo que hay que desplazarse a la vecina Canadá para comprarlo. De todos modos, como pasaba en la Ley Seca de principios del Siglo XX, es bastante fácil encontrar Everclear 190 Proof en las fiestas de las hermandades universitarias americanas. Tiene un sabor similar al del vodka y es muy inflamable. No se recomienda beberlo sólo.
La medalla de bronce se la adjudica el Spirytus Rektyfikowany, un vodka elaborado en Polonia. Sencillamente se trata de alcohol rectificado, tiene una graduación alcohólica que puede llegar a los 95 grados y, además de consumirse como bebida, también suele emplearse en medicina. Se suele utilizar para preparar combinados porque no es recomendable hacerlo en solitario. Conseguirlo no es fácil. Sólo en el mercado negro polaco.
El Poitín, Poteen o Potcheen no es un vodka ruso con nombre de presidente invasor de Crimea, sino que es un güisqui irlandés cuya graduación oscila entre los 90 y los 92 grados. Por esta razón durante muchos años no solo su venta sino también su elaboración fue ilegal. Su destilación casera se prohibió en 1661 y hasta 1997 no se permitió su venta. Actualmente existen solamente dos destilerías irlandesas que cuentan con los permisos necesarios para elaborar esta fuerte y costosa bebida. Se elabora a partir de la malta, la patata y el azúcar para luego ser destilado en pequeños alambiques.
Y la bebida que todavía no ha sido. El güisqui Bruichladdich. Este güisqui todavia no está comercializado, de hecho falta aproximadamente una década para que se destile. Un fabricante escocés destiló 12 barriles de un güisqui a 92 grados de alcohol, basándose en una ancestral receta del siglo XVII. Tiene la particularidad de que se destiló cuatro veces en lugar de dos como se hace normalmente.
Los compañeros de AFP ya nos lo descubrieron hace tiempo.
En una segunda fila de “tragos bomba” (casi tan letales como los cinco mencionados más arriba) podemos situar la irlandesa Absenta Negra Hapsburg Gold Label (89,9 grados), el Voditxka Cannabis, una bebida sueca que alcanza los 80 grados y que está hecha con semillas de cannabis aunque sus efectos no se notan en este destilado, o el mítico Ron Stroh, hecho en Austria con la melaza de la caña de azúcar a la que se le añaden algunos aromas y que alcanza también los 80 grados.
Bebidas sólo para valientes o para zumbados.
Photo: Twelves, Bobbie Hanvey Photographic Archives, John J. Burns Library, Boston College, A lomos de una zebra,
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