Todos conocemos el mango: esa fruta amarilla oscuro en su interior y piel con pinceladas de color rojo o toquecitos verdes si no ha madurado del todo, con forma ovalada, fácil de pelar, pero difícil de separarla del hueso que se instala en su centro y que parece negarse a desligarse de la pulpa.
India es el mayor productor y consumidor del mangos del mundo. Dentro de sus fronteras crecen el 40% de la producción mundial, o lo que es lo mismo, más de 15 millones de toneladas. Dicen que el mango es la fruta oficial de la India y no es de extrañar pues no hay indio que no se vuelva loco por ella. Está en todas partes: en enormes pirámides en cualquier puesto callejero de venta de frutas, encima de la mesa o dentro de cualquier nevera esperando a ser comidos. Hay yogures de mango, helados de mango, lassi de mango, zumo de mango, batido de mango…
El mango se come crudo en las ensaladas, acompañando a cualquier alimento, porque pega con todo, pero también se cocina. Si es mango amargo se utiliza en salsas picantes y guarniciones y, si se come sólo no hay que olvidarse de espolvorearlo con masala (conjunto de especias) oferta que un indio jamás rechazaría. Es también la base esencial (junto al coco) para hacer las salsas de curry y de chilly dulce, que envolverán cualquier tipo de comida, ya sea verdura, carne o pescado.
Aunque hoy en día podemos comer casi todas las frutas y verduras durante todo el año, el mango es una fruta estacional: se consume durante el verano indio que va de abril a junio. Hay cientos de variedades, entre las que destacan, sin duda, uno que tiene nombre propio: Alphonso. Originario de los estados de Gujarat y Maharastra, al este del país, está considerado uno de los mejores por su dulzura y su potente sabor. Eso le convierte también en uno de los más caros y le ha valido el sobrenombre de “Rey” de los mangos que crecen en el sur de Asia.
Pero hoy Alphonso, junto al resto de los mangos indios, viven sus días más grises: la fruta dorada ha sido prohibida en la Unión Europea. ¿La razón? Algunos de los envíos desde India estaban infectados por la mosca de la fruta. La UE apoya su decisión en el riesgo que supone la exportación del insecto, y el miedo que se ha generado a que la plaga cause estragos en los cultivos de otras verduras como el tomate y el pepino.
Una noticia que el gobierno indio tacha de arbitraria y que ha pillado a todos sorprendidos. Un varapalo para los productores, que ven cómo sus pérdidas aumentan al dejar de ganar el alto precio que se pagaba en Europa por la preciada fruta. Una alegría para los indios, que ven cómo los mercados se llenan de la joya del verano y se reduce el prohibitivo precio que solían tener quedando ahora este manjar a la altura de sus bolsillos. Y una sorpresa amarga para los indios que viven en Europa y que este año se verán privados de disfrutar en la distancia del sabor que les acerca a su casa.
Photo: Elena del Estal
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