Llega diciembre, varios festivos, algún puente, y ganas de pegarse una escapada. Ya sea de fin de semana o de todo un mes la cosa es salir de la rutina, cambiar de aires, disfrutar de cosas diferentes. Y si desde estas páginas defendemos siempre un turismo gastronómico que ayude a descubrir productos, tradiciones y paisajes marcados por la gastronomía, hoy queremos proponer una ruta por otro clásico gastronómico peninsular, uno de esos temas que nos iguala a españoles y portugueses.
Hablamos de la pasión por el dulce, una especialidad en la que casi cada pueblo tiene sus productos típicos en los que la historia y los ingredientes locales se alían. El recetario conventual que tuvo su origen en la edad media, la cocina ilustrada de los palacios barrocos, la influencia de inmigrantes llegados de aquí y de allá… todo suma en este mundo dulce en el que, por suerte, contamos todavía con un buen puñado de establecimientos centenarios que siguen haciendo lo que siempre hicieron.
Así que, si en otras ocasiones te hemos hablado aquí de lugares en los que comprar repostería contemporánea como el obrador de Manu Jara en Sevilla o La Bulanxerí en Santiago de Compostela; si en textos anteriores mencionábamos algunas de esas pastelerías históricas, como Madarro en Lugo o Arrese en Bilbao, hoy queremos proponerte otras ocho pastelerías, distribuidas por toda la Península, que seguro que harán tu escapada un poco más dulce.
8 pastelerías que no te puedes perder
Bonache (Plaza de las Flores, 8. Murcia)
De Bonache hemos hablado ya en relación con sus estupendos pasteles de carne. Pero vale la pena que apuntes también esta referencia en tu agenda también si lo tuyo es más lo dulce, porque aquí llevan trabajando clásicos murcianos desde 1828, lo que los convierte en una de las sagas familiares más antiguas de España. Prueba su pastelito murciano con cabello de ángel, su costilla dulce, sus financieros o una receta propia de enorme éxito: la tarta murciana.
Santa Teresa (Plaza de la Constitución, 1. Loja, Granada)
Una de esas confiterías con ese aspecto añejo, en la mejor de las acepciones, que sólo dan casi dos siglos de oficio. Todo aquí parece de otro tiempo, porque las recetas vienen pasando de generación en generación desde 1840 y porque no han perdido el tiempo en tratar de modernizar una estética clásica que le da a la fachada del local un encanto especial. Lo clásico aquí son los roscos de Loja, pero el pionono, el bienmesabe, los volcanes o los soplillos valen también la pena.
Cervino (Rúa Tomás María Mosquera, 38. O Carballiño, Ourense)
O Carballiño es famoso por dos productos gastronómicos: el pulpo y las cañas de crema de Cervino, así que si vienes al pueblo, o aunque tengas que hacer un pequeño desvío desde la autovía, no dudes y acércate al centro, porque estas cañas son ya un emblema de la repostería local. Perfectamente fritas, sin exceso de grasa, siempre crujientes, se rellenan de crema en el momento que las pide el cliente, para que no pierdan ni un ápice de su textura.
Sobrinas de las Trejas (Plaza de España, s/n, Medina Sidonia, Cádiz)
163 años de historia, cinco generaciones de reposteros. Se dice pronto. Eso es lo que ofrece la pastelería Sobrinas de las Trejas, o simplemente Las Trejas, en pleno centro de Medina Sidonia. Su especialidad son los alfajores, el dulce local por antonomasia, pero sus amarguillos, tortas pardas, boliñones, empanadillas y yemas de canutillo están también a un nivel altísimo.
Alcoa (Praça 25 de Abril. Alcobaça, Portugal)
Alcobaça es, seguramente, la capital de la repostería conventual portuguesa y eso a pesar de que la competencia es dura, porque lugares como Amarante, Evora, Coimbra o Vila Real no se lo ponen fácil. Pero aquí, en esta pastelería clásica frente al espectacular convento cisterciense, entenderás los motivos. Un mostrador interminable lleno de especialidades de nombres sonoros como cornucópias, castanhas de ovos, manjar dos deuses, broinhas de gema, fradinhos, ovos do paraiso, encharcada, o torresmo do ceu te pondrán difícil decidir. Un consejo: olvídate de las calorías y prueba varios, porque todos valen la pena.
Confitería Solla (Rúa Michelena, 7. Pontevedra)
El clásico entre los clásicos cuando hablamos de dulce en la ciudad. Su ubicación, en una de las calles comerciales más concurridas del centro la ha convertido en una referencia inevitable a la hora del paseo para generaciones de pontevedreses. Todo aquí es casero y desprende un aroma inconfundible a repostería de siempre, pero si es tu primera visita no dejes de probar su pastel ruso.
A Chique de Belem (Rua da Junqueira, 524. Lisboa, Portugal)
Los pasteis de Belem son, oficialmente, solamente los que elabora la Confeitaria de Belem según una fórmula secreta patentada. Todos los demás que encontrarás a lo largo y ancho del país se conocen como pasteis de nata o, más frecuentemente, natas. Pero eso no quiere decir que sean necesariamente peores. De hecho, en A Chique de Belem sirven una de las mejores natas que se pueden encontrar, apenas a 200 metros de la célebre confeitaría y sin necesidad de hacer colas interminables. Si quieres probar un gran pastel de nata en Belem sin sentirte tan guiri, sentado en una mesa entre la clientela habitual del barrio, este es tu sitio.
Casa Lapao (Rua da Misericordia, 64. Vila Real, Portugal)
Vila Real no es un gran centro turístico sino, más bien, un lugar de paso para los que nos movemos por el norte de Portugal. Aun así, vale la pena reservar un momento para dar un paseo por su pequeño casco histórico. No es impresionante, pero sí mantiene el encanto de las cosas que no han cambiando en mucho tiempo. En una de sus calles, no en la más transitada, está la pequeña Casa Lapao. Apenas tres o cuatro mesas y un mostrador. Pero eso es más que suficiente ya que el servicio es muy amable, el café es bueno y los precios son más que contenidos. Aquí yo me quedo con las Crestas de Galo y las Tigeladas de Laranja, pero los Pitos de Santa Lucía, los Manteigados o los Lapoes son también una excelente opción.
Hasta aquí nuestra lista de 8 pastelerías que no te puedes perder.
La confitería «CERVIÑO» , no Cervino en O Carballiño (Ourense).
Las mejores cañas del mundo y las bombas…ni te cuento.
Estupendas Recetas, y como sugerencia, tratar de buscar recetas antiguas, de las abuelas, y en aldeas remotas, cuando no existian batidoras, tazas medidoras, basculas ni cocinas de iduccion, muchas aldeas, se estan cerrando, y con ellas maravillosas recetas de postres y pucheros, que de no hacer algo, se perderan como tantas otras cosas Muchas Gracias. Pilar