Liberando bogavantes

El bogavante no es un producto barato. Desde que llegan a nuestro mercado de forma masiva bogavantes de la costa de Nueva Inglaterra, para los que se abren, incluso, nuevas líneas comerciales, los precios han bajado y se han convertido en un producto asequible, pero los ejemplares nacionales siguen siendo un producto que no podemos considerar cotidiano.

Todos –yo el primero- hemos caído en la tentación de pensar que el precio de este marisco está sobredimensionado. Al fin y al cabo se trata de capturarlo con unas nasas y llevarlo a la lonja. Y es cierto que en invierno hay olas, temporales, corrientes… pero todos hemos pensado que ni aun así se justificaban sus precios en el comercio minorista.P1360747Aunque estoy de acuerdo en que las cantidades que se piden por un bogavante en fechas puntuales como la campaña navideña son exageradas, hace unas semanas tuve ocasión de participar en una actividad no estrictamente gastronómica que cambió mi forma de enfrentarme a este crustáceo y a su valor comercial. El primer día de la primavera pude acompañar a los técnicos del Instituto Galego de Formación en Acuicultura (IGaFA) y a personal del proyecto O Canto da Balea en la puesta en libertad de mil crías en la reserva marina de Os Miñarzos, en plena Costa da Morte.P1360772Vale la pena que nos detengamos un momento a explicar algunos de estos nombres, porque creo que ayudarán a entender los precios finales que se alcanzan en el mercado. La Reserva de Os Miñarzos es un proyecto pionero en España en el cual una pequeña zona de la costa coruñesa es sometida a vigilancia y a un control exhaustivo de las capturas. Las cantidades que pueden pescarse están muy limitadas, las artes que se emplean tienen que ser aprobadas previamente y hay una vigilancia permanente tanto de la costa como de la zona de aguas protegidas y, por supuesto, de todo lo que se descarga en la lonja local.

Por si con eso no fuera suficiente, cada uno de los crustáceos que se liberan se marca mediante un sistema similar al de los microchips para perros. La lonja y los barcos autorizados a faenar en la zona están dotados de lectores para poder identificar, en el momento de la captura, la edad del ejemplar, cuándo y dónde fue liberado, etc. Seguimos sumando personal y tecnología que repercuten en la trazabilidad del producto, pero también en su precio.P1360828Los bogavantes que liberamos aquella mañana llegaron en tanques de agua desde la Ría de Arousa, a unos 100 km. Allí, en el IGaFA, se procede a la inseminación y al control de las puestas hasta que los ejemplares tienen un tamaño mínimo. Es en ese momento cuando se trasladan a bateas, las mismas que se emplean en la Ría para criar mejillón, donde permanecerán en jaulas durante un año.

SÓLO SOBREVIVE UN 20%
Cuando llegan a Os Miñarzos los bogavantes miden apenas lo que un dedo meñique. Algunos han muerto durante el viaje. Una vez allí, los técnicos y estudiantes se enfundan en trajes de neopreno –el agua en Costa da Morte en marzo no es ninguna tontería- y se distribuyen por cientos de metros de playa y acantilados. Los ejemplares tienen que ser liberados manualmente, uno a uno, con una distancia mínima entre ejemplares de unos tres metros. Se trata de animales territoriales y muy agresivos que, si no se hiciera de este modo, se devorarían entre si.

La cosa lleva unas cuantas horas. Algunos de los técnicos, incluso, se ponen el equipo de buceo y llevan algunos ejemplares algo más lejos de la orilla para asegurar la dispersión y aumentar las posibilidades de éxito. Posibilidades de éxito, sí, porque después de todos esos meses de trabajo y del cuidado puesto en encontrar una pequeña cueva o un refugio en las rocas para cada uno de los mil, al final solamente un 20% de los ejemplares liberados llegarán a vivir para alcanzar la talla comercial.P1360753Hablamos, por lo tanto, de unos 200 bogavantes, poco más o menos, que sobrevivirán al par de años que todavía les falta para poder ser comercializados. Tras esos tres años de inseminaciones artificiales, cría controlada en cautividad, crecimiento en batea, transporte, inserción en su hábitat; tras el trabajo de técnicos, voluntarios, pescadores, personal de lonja, distribuidores y pescaderos. Después de todo eso, cada uno de los 200 supervivientes se venderá a unos 15-18€ en pescadería. Es fácil hacer la cuenta. Eso son unos 3000 – 4000€ para pagar el trabajo de toda esa gente y los años de espera.

Sin duda en restaurante cada ejemplar se venderá a un precio más alto. Hay que sumar el margen de beneficio del local y de su equipo. Es posible que por un arroz de bogavante para dos personas paguemos entre 30 y 50€. Pero sabiendo todo el trabajo que hay detrás, el esfuerzo investigador y la cantidad de gente implicada en el proceso ¿Quién puede decir que sea caro? ¿Quién puede dudar de dónde radica la diferencia de precio con ejemplares importados?

Photo: Jorge Guitián


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Releasing lobsters

Lobsters are not cheap. Since their arrival in mass quantities from the coasts of New England, and even for those opening new lines of business, prices have gone down and they have become more affordable, but Spanish lobsters continue to be something out of the ordinary.

Everyone –including myself—has been tempted to think that the price of this shellfish is exorbitant. Really, all it takes is catching them in some pots and taking them to the fish market. True, in the winter the water is rough, there are storms and strong currents… but we’ve all thought that’s not enough justify the retail price.P1360747Although I agree that what they ask for a lobster at certain times of the year, like during the Christmas holidays, is outrageous, a few weeks ago I had the chance to take part in an activity that was not strictly gastronomic and it changed the way I look at this crustacean and its commercial value. The first day of spring I accompanied technicians from the Instituto Galego de Formación en Acuicultura (IGaFA, Galician Institute of Training in Aquaculture) and folks from the O Canto da Balea (The Whale Song) project to release a thousand lobsters in the Os Miñarzos maritime reserve along the Costa da Morte.P1360772

It is worth stopping here for a moment to explain some of these things because I think it will help to understand the final price the lobsters reach in the marketplace. Reserva de Os Miñarzos is a pioneer project in Spain in which a small section of the A Coruña coast is monitored and undergoes a thorough control of what is caught.  There are strict limits to the amount they can catch, their gear must be approved previously and there is constant surveillance along the coast and protected water areas and, of course, in everything that is unloaded at the local fish market.

As if this were not enough, each lobster that is released is identified with a system similar to the microchips used for dogs. The fish market and boats authorized to fish in the area have readers to identify, at the time of capture, the lobster’s age, when and where it was released, etc. We continue to add people and technology that affects the traceability of the product, as well as its price.P1360828The lobsters we released that morning arrived in water tanks from the Ría de Arousa, about 100 km. from there. There in the IGaFA, the lobsters are inseminated and controlled until they grow to a minimum size. They are then moved to trays, the same that are used in the Ría to cultivate mussels, where they are kept in cages for one year.

ONLY 20% LIVE
When they arrive to Os Miñarzos, the lobsters are only about the size of a pinky finger. Some have died along the way. Once there, the technicians and students don their neoprene suits –the water in the Costa da Morte in the month of March is no joke—and distribute them along hundreds of meters of beach and cliffs. They must be released manually, one by one, with a minimum of about three meters between each one. These are very aggressive, territorial animals that would devour each other if not separated this way.

This takes several hours. Several technicians even put on diving equipment and take some of the lobsters farther out to insure their dispersion and increase their chances of success. Chances of success, yes, because after all those months of work and care in finding a small cave or shelter in the rocks for each of the thousand, only 20% of those released will live to reach the commercial size.P1360753So we’re talking of around 200 lobsters that will live the few years they still need to be sold. After those three years of artificial insemination, controlled cultivation in captivity, growth in trays, transport, being released into their habitant, there is the work of the technicians, volunteers, fishermen, fish market workers, distributors and fishmongers. After all that, each one of the 200 survivors will sell for 15-18€ at the fishmongers. It’s easy to do the math. That’s about 3000-4000€ to pay for the work of all those people and the years of waiting.

Undoubtedly, in restaurants each lobster will sell for more than that. We have to add the profit margin of the restaurant and it’s staff. An arroz de bogavante (rice with lobster) for two people could cost between 30 and 50€. But knowing all the work there is behind it and the research and number of people involved in the process, who can say that’s expensive? Who can doubt where the difference in price with imported lobsters lies?

Photo: Jorge Guitián


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