Cuando uno vuela a Luxemburgo ya desde el avión se divisa un paisaje verde, salpicado de vacas blancas y marrones en medio de prados inmensos. Una imagen donde además, a medida que uno se acerca al aeropuerto de la capital, aparecen pequeñas y aisladas poblaciones con tejados de pizarra gris. Ya tenemos una primera impresión de paz, bucólica tranquilidad y quietud, que contagia orden y sosiego. Así, continuamos por la terminal, un acceso inmediato al equipaje y en menos de 15 minutos desde el aterrizaje ya ha dado tiempo a recuperar la maleta y sentarse entre los tuyos a compartir las novedades. Así es la primera impresión cuando viajas Luxemburgo, muy similar a la que percibimos en países como Alemania o Suiza, países ordenados, aburridos y monótonos pero puedo asegurar, desde la experiencia, que poco o nada de esto es cierto.
Luxemburgo es internacional, Luxemburgo es diseño, Luxemburgo es buen gusto, es cultura, es estimulante, es festivo y es pasión por la gastronomía. Sin grandes aspavientos o alardes «promocioneros», esta ciudad reúne grandes cualidades aunque, a veces, están muy escondidas.
Hilando con la gastronomía y las sorpresas ocultas, hay un restaurante de especialidades portuguesas conocido por el nombre de La Gamba. El lugar se halla en una zona difícil de encontrar, si antes alguien local no comparte la pista contigo. Es una zona de casas no muy altas muy próxima al centro, en el barrio de Bonnevoie y es aquí donde, de repente, aparece como si nada este restaurante. Puedo asegurar que cuando uno entra, no te queda ninguna duda del origen de su cocina, tanto por su ambiente (casi de parque temático) como por la nacionalidad de la mayoría de los comensales que encontramos.
Miguel, el propietario de apenas treinta años trae la carta con gran orgullo y haciendo patria de la calidad de sus platos es capaz de explicarte hasta el más mínimo detalle de cada uno de ellos. La cocina es plenamente portuguesa, ya sea el bacalao a bras, similar al mejor que podamos disfrutar en cualquier restaurante de El Algarve, hasta el plato estrella de la casa, los gambones a la plancha con ajitos y acompañados de chips crujientes; también está el pollo al ajillo con patatas fritas caseras, igual o mejor que el que podamos degustar en cualquier churrasqueira lusa. Una comida sabrosa aunque algo pesada para una cena.
Miguel nos cuenta que el restaurante apenas tiene 6 años de vida y es muy frecuentado tanto por los portugueses que viven en Luxemburgo, como por los internacionales o los propios locales que se acercan a disfrutar de estos platos, antítesis de la cocina europea de diseño. Sin duda, Luxemburgo es una muy buena capital de la cocina portuguesa, teniendo en cuenta que más de 80.000 portugueses viven en este diminuto país de tan sólo 500.000 habitantes y donde ellos son el nº1 de la población extranjera.
Bravo por este rincón portugués en plena Centroeuropa. Bravo por este lugar que invita a conocer otro Luxemburgo gastronómico y que en nada se corresponde con el cliché de éste pequeño país centroeuropeo.
Photo: Paul Fabeck
Al preparar este artículo se nos ha hecho la boca agua con:
La Gamba
Restaurant ‘La Gamba’ Specialités Portugaises51, rue Pierre KrierL-1880 Bonnevoie, LuxemburgoTel. 00352 26 48 31 17www.resto.lu/lagamba
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