“Me gusta que los clientes imaginen que están comiendo en su país”
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Por Elena del Estal
¿Es posible comer gazpacho, croquetas o lentejas en las deprimentes calles de Calcuta? Sí, lo es, y en el Raj´s Spanish Café ningún plato tiene nada que envidiar a la comida de mamá o de la abuela.
Llegar al Raj`s Spanish Café sólo es fácil si alguien que sabe donde está te lleva. Escondido tras un estrecho callejón, sólo un tímido cartel lo anuncia, pero al llegar sabes que no eres el único español al que le han hablado de este sitio. En seguida te invade el inconfundible sonido de tu propia lengua. Se oye más castellano que inglés, hindi o bengalí juntos. Españoles sí, pero también mexicanos, chilenos o argentinos, son la clientela habitual de este lugar.Raj montó su negocio hace cinco años. Aprendió español en las calles de Calcuta a base de hablarlo con turistas y aunque ha viajado al país varias veces, nunca ha vivido en España. “Quise poner un tienda de ropa allí, pero llegué con la crisis y vi que no era buen momento”, así que volvió a Calcuta. “Empezó siendo sólo un cibercafé: había cinco ordenadores y ofrecía un té o un café a los clientes. Primero venían para conectarse a internet, luego sólo por el café, así que quité los ordenadores y empecé a ofrecer bollería para acompañar la bebida”.
Y así el negocio fue creciendo hasta convertirse en lo que es hoy: un lugar donde poder comer albóndigas, huevos rotos y tortilla de patata en India, y a un módico precio. El plato más caro, el pisto manchego, cuesta 120 rupias (1,50 euros) que se pagan gustosamente tras haber disfrutado de esta comida con aroma casero.“Las recetas me las han ido enseñando los clientes –nos cuenta mientras disfrutamos de un “café latte” (auténtico café con leche, algo en lo que los indios no son especialmente buenos haciendo…)- Yo les preguntaba “¿qué te falta? ¿Qué quieres que haya en la carta?”, y ellos me daban ideas. Juntos veíamos si se podían conseguir los ingredientes y en una tarde, entraban en la cocina y me enseñaban a mí y a los cocineros a hacer la receta”. Así de sencillo, aprendiendo recetas de la manera más tradicional, del boca a boca. “Si para alguna receta falta uno de los ingredientes no incluyo el plato. No quiero hacer algo parecido, quiero hacer la receta original”, dice tajantemente para un segundo más tarde explicar el por qué. “Me gusta que los clientes prueben la comida, cierren los ojos y se imaginen que están comiendo en su país”, dice sin quitar la sonrisa de su cara. Y es que aunque abunden los platos españoles, la carta del Raj´s Spanish Café también tiene cocina italiana y mexicana, y bollería europea, difícil de encontrar en India.
NEGOCIO EN AUGE
El negocio de Raj va bien y se nota. Siempre está lleno. “Yo soy feliz sólo viendo las caras de la gente cuando prueba la comida y les encanta”. Y no se corta en distinguir entre tipos de cliente según su nacionalidad. “Los españoles muestran más sus emociones, y eso se agradece. Los italianos son más exigentes, a ellos siempre les falta o les sobra algo y se extrañan que aquí se pueda cocinar su comida como en su país. “¿Pizza en India? ¿Pasta en India?” -dice imitando con gracia el acento y el genuino gesto italiano de mover la mano agitadamente uniendo las puntas de los dedos- “Al principio no se lo creen, pero cuando les digo que el cocinero es italiano dicen “ah, está bien”.
Precisamente la última novedad que Raj ha incluido en su establecimiento es un horno de leña. “Carlo, un chico italiano que trabaja con nosotros me dijo que para hacer auténticas pizzas hacía falta un horno de leña, así que lo construimos”, y mientras nos enseña las fotos de la construcción cuenta que se gastó 2000 euros y que lo instaló hace 2 meses. “Ha merecido la pena la inversión: las pizzas ahora tienen sabor italiano”.
De momento no quiere incluir ninguna nacionalidad más. “Me gusta que cada cocinero se centre en un tipo de cocina, así no mezclan las recetas y no se pierde la esencia original”. Irónicamente, a Raj no le gusta casi ninguna de las recetas más populares de su bar. “Soy vegano, no como carne ni pescado ni huevo. Me gusta el pisto y el pan tumaca, ¡pero el resto de cosas no las como nunca!”, confiesa sin poder evitar que se le escape una carcajada.
No quiere salir en la foto, su carácter humilde le impide que el protagonismo recaiga sobre él. “Lo que importa es el bar, cuando yo muera quiero que siga en pie y que la gente siga viniendo”. Y seguro que vendrán, al calor de unas lentejas castellanas o al frescor de un gazpacho andaluz.
Aquí podéis ver cómo se preparan unas patatas bravas y unas gammas al ajillo en el Raj’s Spanish Café, no se entiende mucho pero una imagen vale más que mil palabras.
Fotos: Víctor Martín y Elena del Estal
Auténtica comida española donde menos te lo esperas.
7, Sudder StreetNew Market AreaCalcutaIndia¿Es posible comer gazpacho, croquetas o lentejas en las deprimentes calles de Calcuta? Sí, lo es, y en el Raj’s Spanish Café ningún plato tiene nada que envidiar a la comida de mamá o de la abuela.
Llegar al Raj’s Spanish Café sólo es fácil si alguien que sabe donde está te lleva. Escondido tras un estrecho callejón, sólo un tímido cartel lo anuncia, pero al llegar sabes que no eres el único español al que le han hablado de este sitio. En seguida te invade el inconfundible sonido de tu propia lengua. Se oye más castellano que inglés, hindi o bengalí juntos. Españoles sí, pero también mexicanos, chilenos o argentinos, son la clientela habitual de este lugar.
Raj montó su negocio hace cinco años. Aprendió español en las calles de Calcuta a base de hablarlo con turistas y aunque ha viajado al país varias veces, nunca ha vivido en España. “Quise poner un tienda de ropa allí, pero llegué con la crisis y vi que no era buen momento”, así que volvió a Calcuta. “Empezó siendo sólo un cibercafé: había cinco ordenadores y ofrecía un té o un café a los clientes. Primero venían para conectarse a internet, luego sólo por el café, así que quité los ordenadores y empecé a ofrecer bollería para acompañar la bebida”.
Y así el negocio fue creciendo hasta convertirse en lo que es hoy: un lugar donde poder comer albóndigas, huevos rotos y tortilla de patata en India, y a un módico precio. El plato más caro, el pisto manchego, cuesta 120 rupias (1,50 euros) que se pagan gustosamente tras haber disfrutado de esta comida con aroma casero.“Las recetas me las han ido enseñando los clientes –nos cuenta mientras disfrutamos de un “café latte” (auténtico café con leche, algo en lo que los indios no son especialmente buenos haciendo…)- Yo les preguntaba “¿qué te falta? ¿Qué quieres que haya en la carta?”, y ellos me daban ideas. Juntos veíamos si se podían conseguir los ingredientes y en una tarde, entraban en la cocina y me enseñaban a mí y a los cocineros a hacer la receta”. Así de sencillo, aprendiendo recetas de la manera más tradicional, del boca a boca. “Si para alguna receta falta uno de los ingredientes no incluyo el plato. No quiero hacer algo parecido, quiero hacer la receta original”, dice tajantemente para un segundo más tarde explicar el por qué. “Me gusta que los clientes prueben la comida, cierren los ojos y se imaginen que están comiendo en su país”, dice sin quitar la sonrisa de su cara. Y es que aunque abunden los platos españoles, la carta del Raj´s Spanish Café también tiene cocina italiana y mexicana, y bollería europea, difícil de encontrar en India.
El negocio de Raj va bien y se nota. Siempre está lleno. “Yo soy feliz sólo viendo las caras de la gente cuando prueba la comida y les encanta”. Y no se corta en distinguir entre tipos de cliente según su nacionalidad. “Los españoles muestran más sus emociones, y eso se agradece. Los italianos son más exigentes, a ellos siempre les falta o les sobra algo y se extrañan que aquí se pueda cocinar su comida como en su país. “¿Pizza en India? ¿Pasta en India?” -dice imitando con gracia el acento y el genuino gesto italiano de mover la mano agitadamente uniendo las puntas de los dedos- “Al principio no se lo creen, pero cuando les digo que el cocinero es italiano dicen “ah, está bien”
Precisamente la última novedad que Raj ha incluido en su establecimiento es un horno de leña. “Carlo, un chico italiano que trabaja con nosotros me dijo que para hacer auténticas pizzas hacía falta un horno de leña, así que lo construimos”, y mientras nos enseña las fotos de la construcción cuenta que se gastó 2000 euros y que lo instaló hace 2 meses. “Ha merecido la pena la inversión: las pizzas ahora tienen sabor italiano”.
De momento no quiere incluir ninguna nacionalidad más. “Me gusta que cada cocinero se centre en un tipo de cocina, así no mezclan las recetas y no se pierde la esencia original”. Irónicamente, a Raj no le gusta casi ninguna de las recetas más populares de su bar. “Soy vegano, no como carne ni pescado ni huevo. Me gusta el pisto y el pan tumaca, ¡pero el resto de cosas no las como nunca!”, confiesa sin poder evitar que se le escape una carcajada.
No quiere salir en la foto, su carácter humilde le impide que el protagonismo recaiga sobre él. “Lo que importa es el bar, cuando yo muera quiero que siga en pie y que la gente siga viniendo”. Y seguro que vendrán, al calor de unas lentejas castellanas o al frescor de un gazpacho andaluz.
Aquí podéis ver cómo se preparan unas patatas bravas y unas gammas al ajillo en el Raj’s Spanish Café, no se entiende mucho pero una imagen vale más que mil palabras.
Fotos: Víctor Martín y Elena del Estal
Auténtica comida española donde menos te lo esperas.
7, Sudder StreetNew Market AreaCalcutaIndia
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