Escocia en autobús: haggis, pintas, whisky y muchas curvas

Haggis, Escocia

¿Son compatibles los conceptos comer bien y viaje organizado, a bordo de un autobús por tortuosas carreteras escocesas? *

El que escribe estas líneas (por razones que no vienen al caso), se aventuró, muy bien acompañado, a introducirse -con otras 50 personas- en un autobús español (con el volante a la izquierda) a recorrer Escocia en siete días, comenzando por la espectacular Edimburgo, continuando por las guerreras, victorianas y sangrientas (por su pasado) Highlands, alcanzando la Isla de Skie, y terminando su recorrido en la vital y etílica Glasgow. Venga, a las 8 en punto en el autobús, que aquí no se espera a nadie, miren por la ventana, qué bonito, miren esas vaquitas con pelo típicas de aquí, miren, eso era antes una destilería ilegal, ahora bajamos diez minutos para estirar las piernas y hacer la foto… Pim-pam-pum. Apunten, disparen, fuego, cincuenta móviles apuntando al Valle donde William Wallace libró sus batallas, y otros cincuenta apuntando a las vacas pastando en los verdes valles. Y no se peguen mucho al barranco que acabamos mal.

Vaca peluda de Escocia

Vaca peluda de Escocia

Escocia es whisky, ‘haggis’, castillos, orgullo, simpatía y faldas de cuadros (con o sin ropa interior debajo). Y es cierto que Escocia tiene mucho de whisky y de ‘haggis’, pero, cómo no, la patria del los señores Alexander Fleming y del señor Listerine (sí, el científico de los enjuagues para después de comer) es mucho más. El ‘haggis’ es la morcilla escocesa, el plato nacional. Y lo seguirá siendo, aunque por el momento esta morcilla no vaya a ser independiente. Eso que ganan sus vecinos británicos, pensarán. Que compartir es vivir, hombre, aunque en política no nos metemos, que aquí hemos venido a hablar de comida. Si habláramos de petróleo sería otra cosa, pero en Comida´s lo que nos gusta es comer. Volviendo al ‘haggis’: no es un plato apto para remilgados. Lo normal es elaborarlo a base de asaduras de cordero u oveja (pulmón, hígado y corazón) mezcladas con cebolla, harina de avena (ingrediente básico en muchos platos tradicionales escoceses), hierbas y especias (especialmente pimienta), todo ello embutido dentro de una bolsa hecha del estómago del animal y cocido durante varias horas. Suele acompañarse de una base de patata. También lo hay vegetariano, sabe parecido al normal y es más apropiado para paladares más refinados. Nada más aterrizar en Edimburgo, fue lo primero que hicimos. «A haggis and a pint, please»… y para nuestra sorpresa nos respondieron en perfecto español…, algo que posteriormente comprobamos que era habitual en bares, restaurantes, hoteles y demás. Una pequeña España Escocia, eso es lo que es, al menos en las grandes ciudades de barras para adentro.

Haggis, Escocia

Haggis, Escocia

Y el Haggis, sí, merece la pena. Hay que probarlo al menos una vez. Es como ir a Madrid y no comerse unos callos. Pues lo mismo. Si eres más valiente todavía, en los buffets de desayuno puedes acompañarlo de huevos, salchichas, bacon, alubias y gachas. A las siete de la mañana, para empezar bien el día. A los escoceses les gusta la comida contundente y poco frugal: el ya citado y famoso ‘haggis’, gachas de avena (aquí todo lleva avena), el ‘porridge’ (papilla de avena), huevos revueltos, ‘sausages’ (salchichas fritas o guisadas), ‘black pudding’… En las islas británicas un desayuno rotundo es básico para preparar una larga jornada laboral con temperaturas gélidas en otoño e invierno y lluvia constante es una tradición. Se nos ocurre también que para sobrellevar las resacas escocesas viene muy bien esta combinación. La opción desayuno europeo también existe (en los hoteles): yogures, croissaints, tostadas, mantequilla (mucha mantequilla), mermeladas (también de gran tradición), fiambre, zumos, café, té…

hamburguesa_escocia

Hamburguesa con patatas

Otro plato tradicional de la gastronomía escocesa es el socorrido Fish and Chips, que dependiendo de la calidad del rebozado (hecho a base de cerveza y harina) y del pescado (puede ser merluza, bacalao..) , puede estar excelente o para echar a las gaviotas en el muelle. Pero socorrido, es. Pero no todo en la comida escocesa se ciñe a la gastronomía tradicional. En sus costas hay excelente marisco y pescado (es famoso su salmón, tanto cocinado como ahumado), hay excelentes hamburguesas con una carne espectacular, restaurantes indios de gran nivel (en Edimburgo y Glasgow), restaurantes españoles de tapas (muchos por la zona del muelle de Edimburgo), y hasta vimos uno llamado La Tortilla Asesina cerca del Lago Ness, concretamente en Inverness. Ya ven, todo muy loco. Casi tanto como la clientela en los pubs de Glasgow a las 3 de la mañana.

Pub escocia

Pub escocés

Lo bueno de los restaurantes a los que te llevan en los viajes organizados es que ya sabes lo que no tienes que pedir en otros restaurantes a los que vayas y en los que tengas que pagar tú. Que te ponen un pastel de carne con sabor a avecrem y te repite las siete horas siguientes, pues ya sabes. Que te ponen un pescado que podía estar bueno pero que la mantequilla te impide siquiera ver el color de lo que te estás comiendo, pues ya sabes. El próximo, el que elijas tú, sin mantequilla. El marisco, como podrán imaginar, no abunda en las comidas de los viajes organizados, pero si sales fuera a comerlo te das cuenta de que es excelente, aunque no apto para todos los bolsillos. Al principio del texto les hablé de que esto era un viaje organizado. Curioso también el reparto de mesas en los restaurantes. Esto es como las bodas, donde te pongan. Te sientan con la familia, con los amigos o con desconocidos, porque las mesas, como en las bodas, no están hechas para ti y tus colegas, sino para ocuparlas todas y comer lo más rápidamente posible no vaya a ser que el autobús te deje tirado en un pueblo victoriano sin cobertura. Pero qué bonitos y decadentes son los hoteles victorianos escoceses. Y qué bien se come, ahí sí, demonios. Stovies (exquisitos y contundentes guisos hechos a base de carne y acompañadas de verduras), sopas, puddings, cremas, carne de caza… y deliciosos postres, porque los dulces son otra de las especialidades del país. Así que, recomendación: dejen espacio para el postre. Y un aviso: conseguir que te sirvan fruta de postre puede convertirse en una auténtica odisea.

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Plato combinado

Para beber, cerveza o lo que se tercie. Si tenéis la descabellada idea de pedir vino, tened en cuenta que en muchos lugares los tapones son de rosca (plástico, sin corcho) y pueden cobrarte 23 libras por un garnacha que se llame Capricho Español y que aquí el chino de abajo te lo vendería por 3 euros. Pero no vamos a pedir la luna, porque Escocia, lo que se dice tierra de vinos, no es. Cerveza y whisky, lo que quieras. Whisky. Qué maravilla. Otra de las cosas que hay que probar aunque no te guste el whisky. Especialmente si es Single Malt. (el blended es el mezclado) . Solo malta. Delicioso. Tan delicioso que ni siquiera sabe al whisky al que muchos estamos acostumbrados. Sabe a elixir. Sabe a ahumado, a madera, a especias, a mar… y si nos ponemos románticos y tontorrones, sabe a batallas heroicas y a romances imposibles. Para quitarle el romanticismo les digo también que es caro, muy caro, debido a los altísimos impuestos que soportan (cerca del 70 % del precio de la botella son impuestos).

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De cervezas

La cerveza (la más tradicional es la Ale, de alta fermentación y más tostada; la otra más común, la clásica Lager), es otra institución: la pinta como símbolo. La Tennants es la más popular, es rubia y suave, aunque como hemos dicho podemos encontrarlas mucho más oscuras y con sabor a malta (Ale). Muchos pubs (la Mile Street de Edimburgo está repleta) fabrican la suya propia y merece la pena probarla: rubias, tostadas o negras. Como la vida misma.

Escocia no es independiente. Pero qué más nos da. Escocia es todo los que les he contado antes. Y si no les da miedo conducir por la izquierda por estrechas carreteras lluviosas, alquílense un coche, cójanse una buena guía (la editorial queda a su elección) y descubran por ustedes mismos los rincones, pubs, castillos, bares de pescadores y fábricas de whisky repartidos a lo largo y ancho de Alba, que es como se dice Escocia en Gaélico. Y al brindar con whisky, pronuncien la palabra mágica: Slàinte!

*La respuesta, al final de este reportaje. Ahora, vuelvan al inicio.


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