Lo de que la comida entra por los ojos es una realidad, y no porque lo digan las abuelas (o las madres) sino porque la imagen tiene esa fuerza de convicción para el que harían falta “más de mil palabras” que causaran el mismo efecto.
Esto es bien sabido por las editoriales de libros y revistas, por lo que se suelen armar de buenos fotógrafos. También los dueños de restaurantes son conscientes que el poder de la imagen puede hacer que algo resulte apetecible y se pida en una carta, o que se elija ir a un establecimiento por las fotografías del lugar que han aparecido en un artículo o post.
Pero el valor de la fotografía puede ir más allá. Y como muestra, cuatro ejemplos de trabajos fotográficos en los que se entiende la alimentación en un aspecto mucho más amplio que una estética presentación de la comida en un plato bonito.
1.- Men & Food. The origins.
“Hola, me llamo Mathew Paley, soy un fotógrafo francés y como todos los días”. De esta manera tan simple y real presenta el fotógrafo de National Geographic su trabajo, que acaba de convertirse también se ha convertido en libro.
Men & Food. The origins trata de documentar hábitos culinarios ancestrales en pueblos remotos del planeta: comunidades donde, según palabras del propio fotógrafo “su dieta no esté afectada por la comida de mercado”.
El libro es un viaje por siete poblaciones concretas: los últimos cazadores “a tiempo completo” de Tanzania; los tsimanes del Amazonas boliviana; los inuits del Ártico que siguen un régimen exclusivamente carnívoro; los Bagjao de Malasia que se alimentan sólo de lo que encuentran en el mar; la agricultura de subsistencia del Himalaya pakistaní; los habitantes de la estepa afgana; y los de Creta, donde siguen una de las dietas más antiguas que aún perduran en el mundo.
Precioso homenaje a las culturas que respetan los tiempos y las estaciones, lejos de la sobreexplotación a la que tenemos sometido a la naturaleza, porque “la preservación de nuestro planeta pasa también por nuestros estómagos”.
2.- Scent of a dream: a journey in the coffee world.
Sebastiao Salgado es uno de los grandes fotógrafos de finales del siglo XX y principios del XXI. Esta vez, junto a la compañía cafetera Illy, se ha unido en una aventura que le ha llevado a retratar las comunidades cafeteras del mundo. En total, más de 10 países quedan representados en este libro que muestra, en escenas de la vida diaria, el trabajo en las extracción de café.
Imágenes de Brasil, India, Indonesia, Etiopia, Guatemala, China, Costa Rica, El Salvador, Colombia y Tanzania donde la belleza de los paisajes se entremezcla con la realidad de las personas que los trabajan. Trece años (el proyecto comenzó en 2012) para traer 75 fotografías en blanco y negro.
Cierto es que se trata de los lugares donde Illy extrae café, pero si dejamos a un lado la marca comercial italiana, encontramos un completo trabajo documental en honor a los países de origen de donde viene ese preciado líquido con el que millones de personas empiezan el día cada mañana.
3.- Food.
La manera en que el ser humano produce los alimentos que consume es un amplio debate que se discute tanto en los grandes despachos de quien toma las decisiones mundiales como en las barras de bar entre colegas. Henk Wildschut, durante dos años y por encargo del Rijks Museum de Amsterdam, se adentró en la industria alimenticia holandesa.
El resultado es Food, un trabajo con el que el autor reconoce haberse dado cuenta de que “el discurso sobre la producción de comida puede ser infinitamente refinado y es precisamente este hecho el que arroja siempre nueva luz ante sus posibles ventajas y desventajas”.
Imágenes, muchas de ellas completamente despersonificadas, ante las que vale la pena detenerse, para observar y entender su amplio significado. Como el propio Henk Wildschut reflexiona: “Existen pocos objetos que generen tanta discusión como genera la comida”.
En la web del autor se puede encontrar una muestra del trabajo y un video para hojear el libro.
4.- Home made is best
Y por último otro trabajo completamente diferente. Se trata de una renovación de la fotografía de bodegón en la que se podría decir que la “naturaleza muerta” cobra vida. Imágenes divertidas y llenas de color, en las que, gracias al juego de la geometría hasta se te olvida de que lo que está siendo retratado son ingredientes básicos de cocina como huevos, azúcar, leche o harina y utensilios básicos que se encuentran en cada casa.
De hecho Home made is best, formó parte de una campaña promocional para Ikea, en la que se pretendía precisamente mostrar la gama de instrumentos de cocina disponibles en la tienda sueca.
Los “cocineros” de este trabajo son el fotógrafo Carl Kleiner y la estilista Evelina Bratelli, que dicen haberse inspirado en el art decó. Además de en el muestrario de Ikea, se puede ver una selección de las imágenes en la página web del autor.
Y como la fotografía y la comida, al igual que la música y los números, son infinitas, se seguirán generando nuevas recetas y platos y nuevas maneras de fotografiar todo lo que relacionado con ellos. Mientras tanto, sólo nos queda hacer una cosa: ¡Disfrutarlos!
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