Imagínate en un restaurante, un sábado por la noche, con tus amigos. Entre risas, ponerse al día y brindar por las cosas buenas que han pasado desde la última vez que os visteis, todo el mundo en un momento u otro, comete el “pecado” de distraerse con algo: su smartphone. Si no es para comunicarse con alguien a través de llamadas o mensajes en Whatsapp, es para actualizar su estado en las redes sociales. ¿Y si te dijesen que con este mismo dispositivo, en cualquier momento, y en cualquier lugar, pudieses acabar con el hambre en el mundo?
Este es el reclamo con el que se presenta Share the meal (comparte tu comida), una aplicación de móvil creada por el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas que se marca un objetivo muy claro: que deje de haber niños que pasen hambre.
“1 de cada 7 niños en el mundo no tiene comida suficiente como para llevar una vida sana y activa. Pero, ¿qué hace falta para acabar con el hambre en el mundo?”, se pregunta la voz infantil del video que presenta la aplicación. La respuesta no tarda ni un segundo en llegar. “Hacen falta 50 céntimos de dólar para dar de comer a un niño durante un día”. O lo que es lo mismo 0,40 euros.
Esta versión digital para acabar con el hambre en el mundo nace en un momento clave de la historia de la humanidad: el número de usuarios de smartphones se cifra ya en más de 2.000 millones de personas, esto es 20 veces el número de niños hambrientos. “¿Eres consciente de lo que podemos llegar a hacer juntos?”, preguntan en el video promocional.
En el momento en el que se escriben estas líneas, 5.697.553 comidas se han compartido ya a través de Share the Meal por 511.423 usuarios. Y el efecto va creciendo. Hasta ahora, todos los objetivos marcados se han alcanzado en tiempo record.
De junio a noviembre de 2015, desarrollaron su programa piloto en Lesoto, país del sur de África. Gracias a las primeras donaciones que se consiguieron a través de la aplicación se han podido distribuir 1.8 millones de “school meals”, o comidas que se dan a los niños que van al colegio: suele ocurrir que el hecho de dar una comida al día a los niños que asisten a las clases es la razón por la que muchos padres mandan a sus hijos al colegio. Así, con Share the meal se consigue también “romper el círculo vicioso entre hambre y falta de educación”, según afirma Sebastian Stricker, fundador de la aplicación.
Tras el lanzamiento mundial el 12 de noviembre de 2015 y en tan sólo dos meses, se consiguió que 20.000 niños sirios que viven en los campos de refugiados de Jordania reciban, durante un año, comidas escolares. De enero a abril de 2016 la meta fueron mujeres embarazadas y madres lactantes de la ciudad Siria de Homs: 2.000 mujeres y sus bebes recibirán comida diaria durante un año gracias de nuevo a las donaciones hechas a través de la aplicación.
La ambición continúa y en este momento los esfuerzos se centran en conseguir alimentar diariamente a los más de 1.400 niños sirios de entre tres y cuatro años que viven en los campamentos de refugiados de Líbano. Este pequeño país ha asumido un millón de personas desde que comenzara la guerra en su país vecino, hace ya cinco años.
Y ¿de qué alimentos se compone esos menús? De carne, productos lácteos y frutas y verduras frescas, productos básicos para mantener un dieta nutritiva, pero que no suelen ser accesibles económicamente para buena parte de la población mundial. Con el dinero donado, el Programa Mundial de Alimentos provee cupones que pueden ser canjeados por comida en las tiendas locales.
La aplicación se puede descargar gratuitamente y está disponible tanto para iOS como para Android. El usuario puede elegir cuánto donar y para cuánto tiempo: un día por 0.40€, una semana por 2.80€, un mes por 12€, tres meses por 36€ y un año por 146€. Se puede pagar tanto a través de Paypal como con tarjeta.
Además, una vez te has creado un perfil y has realizado la donación, puedes hacer un seguimiento de dónde se distribuyen las comidas y ver el progreso de los proyectos que has ayudado a financiar.
Y de vuelta a ese restaurante con tus amigos, ya puedes pedirte otra caña para brindar, porque ahora ya sabes que para que un niño coma un día en cualquier parte del mundo, no te hace falta ni siquiera prescindir de esa caña que agarras con un mano mientras en la otra tienes tu smartphone.
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