Pues no, definitivamente no hemos descubierto el Mediterráneo e incluso parece que es un poquito anterior a Odiseo. Digo esto porque ahora que está tan de moda la comida callejera o “food street”, no tenemos que ir muy lejos para descubrir que en algunos sitios, en este caso en Andalucía, lo de comer en la calle es una tradición más que una tendencia.
En Córdoba, desde marzo y hasta el final de mayo las plazas de la ciudad se llenan de puestos efímeros (unos cuarenta) donde se pueden degustar sus merecidamente afamados moluscos. Quiere la suerte, además, que sean las fechas de sus conocidas fiestas de mayo: las cruces, los patios y la feria. La ciudad nos ofrece durante el mes de mayo, amén de su propia belleza, las tradiciones festivas y culinarias: triple motivo para hacer una escapada.
En primavera los bares y los puestos de la ciudad se llenan de caracoles. Los podemos ver, vivos, en los puestos callejeros en los que también nos venden los avíos para guisarlos y donde se nos ofrecerán curiosas maneras de limpiarlos e infinidad de maneras de prepararlos. Hay muchos tipos de caracoles y se cocinan de mil maneras diferentes: cada casa tiene su secreto, secreto que es una invitación a perdernos en los puestos y en los bares. Caracoles gordos o chicos, en salsa o en caldo, picantones o no; podemos elegir la variedad que más nos guste o probarlos todos, porque además tenemos la suerte de que sus precios son populares: un euro por el vaso chico y hasta dos euros con cincuenta céntimos para las variedades más “sofisticadas”.
Lo cierto es que Córdoba en primavera no sería lo mismo sin estos puestos: la gente se echa a la calle, y cualquier hora es buena para tomar un vasito rebosante de caracoles. Los puestos tienen horario ininterrumpido, en muchas ocasiones desde las doce del mediodía hasta la media noche. Pero, cuidado, no nos dejemos llevar por las prisas: comer caracoles es un arte y, salvo que se comparta el plato, no hay que ir con prisas y, desde luego, no se os ocurra tirar el caldo: precisamente se sirven en vasos para que al final disfrutemos de ese caldo, que ya no nos quemará. Si os han servido los caracoles en salsa, aprovechad el pan para mojar.
Todo esto ha saltado también a Internet. Podemos encontrar una página web (www.cordobacaracolea.es) con la lista de los más valorados (votados por los propios consumidores) y, por supuesto, tienen presencia en la redes sociales: Twitter (@CodCaracolea). Mi consejo, sin embargo, es que hagáis vuestra propia lista… vamos, que aprendamos a perdernos por las mágicas calles de Córdoba, con sus noches llenas de encanto, probando aquí y allá dejando las listas para quienes no se atreven a experimentar.
Nosotros hemos estado dando un paseo por la ciudad con ese ímpetu de experimentación, que no puede faltar en quien disfruta de la comida, y acabamos recalando en “Caracoles La Magdalena”, un puesto con cincuenta años de trayectoria que se sitúa en la plaza homónima. Sus cacerolas son impresionantes y dimos buena cuenta de algunas de las variedades que llenaban las ollas detrás de las cuales se nos iban los ojos.
No esperéis más, aunque todavía os quedan unos meses para seguir disfrutando, porque we love Comida’s.
Hola caracoleros!
Por si te pierdes mucho, tenemos también un mapa donde están localizados todos los Puestos de Caracoles de Córdoba!
Gracias por haceros eco de nuestra iniciativa.
Saludos caracoleros desde Córdoba!
Ah, se nos olvidaba enlazar al Mapa Caracolero 😀
http://cordobacaracolea.es/mapa-de-puestos/