Carlos Soria: “El jamón es fantástico para hacer amigos”
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Por Paco Álvarez
Con tres cuartos de siglo a sus espaldas, el alpinista Carlos Soria cuenta con 11 ‘ochomiles’ en sus piernas (única persona en el mundo en coronar 10 después de cumplir 60 años) y seis décadas de montaña, desde que tenía 14 años. Después de demostrar que el ingenio, la perseverancia y la tenacidad lo pueden todo (consiguió el Manaslu a los 71, 37 años después de intentarlo por primera vez), y en pleno reto de convertirse en la persona de más edad en alcanzar las 14 cumbres más altas del mundo, acaba de publicar con Nathi Sherpa, el cocinero que le acompaña en sus últimas expediciones, el libro «Recetas de cocina para situaciones límite», en el que repasa los manjares más exquisitos cocinados en las circunstancias más difíciles.
¿Nathi es un sherpa o un amigo?
Nathi el cocinero es sherpa y sherpa no es un trabajo, es una raza. Son muchas montañas, muchas expediciones juntos.
¿Cocinas? ¿Solo o acompañado?
La verdad es que cocino muy poco. Soy el jubilado con menos tiempo libre que conocerás. Mi plato fuerte son las ensaladas y la pasta. Pero si estoy solo en casa, vivo de ensaladas, porque es una comida maravillosa, muy amplia, cabe de todo, depende de si quieres un poco de verde o de proteína… En altitud también cocino, pero allí hay poco que hacer, sopas, poco más, lo más importante allá arriba es beber.
¿Agua?
Sí, sobre todo agua, a la que se le añaden ‘cosas’ isotónicas, polvos, tés…, pero el agua es lo fundamental, se deshace de la nieve. Llevo caldos buenos de verduras que aquí no se me ocurre tomar, pero allí el cuerpo te pide un poco de sal.
¿Con agua y sopas aguanta un ‘ochomil’?
Hay más, claro. Muchas veces tomamos el arroz que nos hace el cocinero abajo en los primeros campamentos base. Y otra cosa que tomo en bote son las lentejas. A 6.500 metros de altura las suelo llevar sin chorizo y sin nada. Llevamos también algunas latas de mejillones, berberechos, atún y algún aperitivo, como las aceitunas, que te las pide el cuerpo por aquello de la sal.
¿Cuál es tu mejor receta?
En casa preparo una receta para desayunar y de postre. Se trata de arroz, normalmente integral, con leche de almendras, al que le añado piñones y pasas. Cuando está frío le pongo miel, y eso lo hago casi todas las mañanas y hay veces que me lo tomo después de entrenar y de postre. Lo cierto es que sabe estupendamente.
¿Utilizas libros de cocina? ¿O sólo los escribes?
En mi casa hay libros de cocina, pero no los utilizo, ya te digo que cocino poco… Me hago pasta con ajo o la añado a la ensalada. El ajo es algo que también como mucho. Hago rebanaditas muy finas de pan tostado, ajo y aceite, y encima le pongo una cecina de solomillo de ternera que es una locura. A la montaña siempre llevo jamón y cecina, que me gusta mucho. Es cecina de Moralzarzal, me la despiezan, la cortan en lonchas, la envasan y se conserva maravillosamente. Antiguamente llevábamos hasta un jamón entero. El jamón es fantástico para hacer amigos, recuerdo a un amigo japonés que le volvía loco.
¿Cómo surgió «Recetas de cocina para situaciones límite»?
Tenemos un cocinero tan estupendo que empezamos a hacer fotos de sus platos para mandárselos a un amigo. Viendo esa satisfacción en su cara surgió la idea. Hace una lasaña maravillosa a mucha altura, imagínate el trabajo que le cuesta…
¿Sin qué ingrediente no podrías vivir?
No soy un tío de caprichos, como de todo y con gusto, pero no podría vivir sin las patatas y al arroz, porque quitan el hambre a más de medio mundo. Y verdaderamente son dos alimentos fantásticos y tan sencillos… Hay veces que las fríen un poco y las hacen al horno, porque Nathi hace hasta pan al horno en una olla a presión donde pone piedrecitas, y también cocina unas patatas increíbles. Yo me adapto a todo, me gusta tener un poco de chocolate, las galletas buenas me gustan mucho, algunas con miel, y esas integrales con cereales…
Si pudieras elegir el lugar, ¿dónde te gustaría cocinar?
Me gustaría cocinar en Sama, pueblecito debajo del Manaslu, la primera montaña que visité. Además, allá hay un colegio al que estamos ayudando con el BBVA, para poner mejores profesores, para comer mejor comida. Sama tiene unas praderas maravillosas, y encima un montañón…
¿Con quién te gusta disfrutar de una comida?
Disfruto de comer con todo el que como, pero con la que más, con mi mujer y con los amigos. A veces me apetece invitarles a casa y comer juntos, es la única ocasión en que bebo un poco de vino. Hace unos días estuvimos comiendo en casa, era el cumpleaños de una de mis hijas, me encanta. Procuro forzar estas reuniones cuando estoy por aquí. En Navidades siempre nos vamos todos a la montaña, al Pirineo. Y espero que las próximas también.
¿Qué te gustaría probar y aún no has podido hacerlo?
Seguramente hay comidas raras por ahí que no he probado, aunque he estado en China varias veces, y allí la comida es muy diferente… Me gustaría probar, y a lo mejor lo hago, alguna comida de estas especiales de los grandes cocineros. A ver si sale tomar un plato en Can Roca, me gustaría. Y lo haré.
¿A qué sabe la carne de Yak?
Una carne un poquitín dura. Ellos la golpean mucho antes de cocinarla, pero es sabrosa, tiene un sabor fuerte.
¿Qué no te llevarías nunca a la boca?
Algo que no fuera mío, que no me perteneciera, o algo que me diese asco. Aunque como de todo, he comido serpiente y culebra. También he probado las hormigas de Colombia, grandes como un cacahuete…, pero no es una cosa que te apetezca mucho, me gusta más el jamón.
¿Has pasado hambre?
Sí he pasado hambre. En el 71, durante la primera ascensión española a Alaska, en el McKinley, nos tenía que recoger la avioneta de Don Sheldon y esperábamos y esperábamos y no teníamos de nada. Teníamos algo de gelatina y unos quesitos que se llamaban Montella, se me quedó grabado. Esa semana casi no nos movíamos, comiendo muy poco, hasta que pudo venir la avioneta y no nos recogió, pero nos tiró comida. Hay gente que se pone muy nerviosa, hubo verdaderos números, los demás estábamos de broma, nos jugábamos la comida a las cartas, el que no lo puede aguantar se pone muy nervioso. Se ven esas cosas en esos momentos crudos.
Lo que menos te gusta de la gastronomía es: Las tonterías. Hay un poco de cuento, mucho plato y poca cosa, me gustan las cosas naturales.
Lo que más te gusta de la comida es: Me gusta muchísimo la sopa encebollada, en algunos sitios se come fantástica. También me gustan muchísimo los higos y los frutos secos, como las nueces.
¿Qué harías por una buena comida?
Pues ejercicio, para comer con muchas ganas. Se aprecia el valor cuando se tiene un poco de hambre, no es lo mismo comer porque es la hora de comer que comer teniendo apetito de verdad.
¿A qué sabe la comida cocinada en hornos de piedra?
Pues la verdad es que sabe muy bien. En pocos restaurantes de categoría igualan esa lasaña…
¿Y a qué sabe una tortilla de patata cocinada por Nathi Sherpa?
Está bien, pero no llega a ser la tortilla que hace mi mujer. A mí me gusta blandita, con cebolla y con hierbas, y Nathi la hace más dura. Pero te sabe riquísima, sobre todo allí, es un regalo especial. Es como un trocito de tu tierra.
¿Cuál sería tu última cena?
Aparte de elegir las cosas de comer, que podrían ser bastante sencillas, o esa tortilla de patatas de mi mujer, siempre con un poco de ensalada, lo que elegiría para esa cena no es el qué, sino con quién.
¿Qué has comido hoy?
Espera que recuerde… Sí, una ensalada con un poco de setas que estaba buenísima y carne estofada. Y de postre, mi arroz preferido.
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