A través del cristal de esta librería se adivinan dos cosas: una barra de bar, lo que ya no es algo sorprendente en el mundo librero de la capital, y un hombre muy barbudo, lo que no es nada raro en el madrileño barrio de Malasaña.
El barbudo de repente levanta la cancela con una sonrisa. Es Gonzalo Queipo, uno de los tres tipos infames que, junto con Francisco Llorca y Alfonso Tordesillas, montaron esta librería hace ya casi cuatro años.
“Un momento, un momento -estaréis pensando-, pero esta no es una revista de Comida’s? ¿Por qué me están hablando de libros?” Tranquilos, todos llega… Tipos infames se caracteriza por dos cosas, una cuidada selección editorial y una mimada bodega. De hecho, “Libros y Vinos” es su marca de identidad y “Beber para contarlo” su leit motiv.
Gonzalo, acompañado de Francisco [Curro], nos cuenta tras la barra el cómo y el por qué del maridaje libros-vinos:
¿Cómo surgió la idea de maridar vino y literatura?
Llevamos más años leyendo que bebiendo, por cuestiones legales [risas]. Veníamos del mundo del libro más que del vino, pero era algo afín a los tres y cuando nos juntábamos hablábamos de muchísimas cosas, entre ellas de libros, y siempre había por ahí una botella de vino.
¿Qué une al vino y a la literatura?
Muchos escritores han bebido vino y muchas grandes obras probablemente se hayan debido a la chispa del vino, nunca se sabe…
¿Leéis mucho?
Sí, aunque la librería te quita mucho tiempo porque no deja de ser una forma de autoempleo. Comparados con los trabajos que teníamos anteriormente trabajamos el doble de horas, ganamos la mitad pero estamos más a gusto. Pero al fin y al cabo parte de nuestro éxito es que podemos recomendar libros y sí, leemos bastante.
¿Quién selecciona la biblioteca?
Los tres. Nos dejamos llevar por editoriales que hacen cosas chulas y seleccionamos libros que nos gusta leer o que nos gustaría leer. Las librerías se definen también no por lo que tienes, sino por lo que no tienes.
¿Se bebe o se lee más?
El mayor porcentaje de ventas es de libros, en un 80/20 aproximadamente. Nuestra apuesta principal es la librería, los vinos son un suplemento para conseguir una buena experiencia de compra.
¿A cuál de los tres le gusta más el vino?
¡Esta es una pregunta difícil! Habría una pelea… ¡A Alfonso, que es el que no está hoy! [risas]. No, vamos a dejarlo en tablas, en empate técnico.
Tenéis vinos de autor…
De vinos tenemos menos referencias que de libros, trabajamos con menos distribuidores y siempre tratamos traer vinos que nos gusten y con un precio que oscila entre los 7,50 y los 12,50 porque aquí todavía es complicado que venga alguien a comprar un vino de 16 euros.
¿En base a qué criterios seleccionáis los vinos?
Vamos probando, principalmente tenemos vinos nacionales, intentamos tener un espectro de distintas denominaciones españolas. Es todo cuestión de ir probando y ver la reacción de la gente. Si no gusta, buscamos otro que encaje en nuestros criterios de precio/calidad.
Muchos de los vinos que vendéis destacan por sus etiquetas. ¿Os entran por los ojos?
Sí, esto es como todo. Cada vez hay más gente que hace vino y cuanto más atractivo sea el “envoltorio”, tanto de vinos como de libros, mejor, porque ambas cosas te entran un poco por los ojos.
Si tuviérais un amigo con una bodega que hace un vino malísimo o un amigo que ha escrito un libro horrible, ¿lo tendríais en Tipos Infames?
Eso es muy complicado [risas]. Eso todavía no nos ha pasado, todo llegará [risas].
¿Cuál es el vino más caro que tenéis?
El vino más caro que tenemos es una edición especial del Número 9. Un vino de Ribera del Queiles cosechado el 9 del 9, que cuesta 15,50.
¿Y el que más habéis vendido?
El Número 9 se ha vendido bastante. Cuando se vende mucho un vino lo incorporamos a la bodega como si fuera un “long seller”, como ocurre con los libros.
¿Cuál es el vino al que más cariño tenéis?
Puede ser El Pícaro, un vino de Toro, que es uno de los que tenemos desde el principio.
¿Con qué libro maridaríais este vino?
El Pícaro, que es un vino joven, lo maridaría con “La visita”, de José González, que es un autor joven.
¿Y con Menganito (blanco verdejo de Rueda)?
“Stoner” de John Williams. Probablemente le iría bien un tinto, pero la etiqueta de El menganito es un personaje anónimo y este libro representa la épica de un personaje anónimo norteamericano.
¿Y con Número 9?
Como el 9 es uno de nuestros vinos preferidos elijo “Donde dejé mi alma”, que es uno de los libros que más nos han gustado este año. Es de Jérôme Ferrari, un tipo francés del que nunca se había publicado hasta ahora y es un libro que entusiasma, igual que Número 9. Yo lo leí un fin de semana entusiasmado y cuando llegué el lunes compré dos más, uno para Curro y otro para Alfonso. Y cuando se lo leyó Curro, que es muy de titulares, me dijo: “Estaba solo en mi casa y cuando terminé la primera parte me daban ganas de aplaudir”. Es un libro estupendo, maravilloso.
La novela negra, ¿pide vino o whisky?
Yo me tomaría un Negroni [⅓ de vermut rojo, ⅓ de Campari y un ⅓ de ginebra] con una novela negra.
¿Y la novela histórica?
¡Pacharán y puro! [risas]. No, un vino clásico. Un buen Rioja, por ejemplo.
¿Para leerse un ensayo sin morir?
Un oporto.
¿Y la poesía?
Un Campari.
¿Vendéis más vino por copas que otras bebidas?
Vendemos más bebidas alcohólicas que no alcohólicas. Y cerveza y vino a la par, por rachas. Cuando hace más frío se vende más vino y de cara a verano, más vino blanco y, sobre todo, cerveza.
¿Qué cervezas tenéis?
Alhambra reserva, la Brabante, que es una cerveza española de tradición belga, y una cerveza “infame” que intentamos que rote. Ahora tenemos una artesana madrileña, La Osa.
¿Se os ha quedado dormido algún cliente en una mesa por los efluvios del alcohol?
No, no hemos tenido ningún episodio etílico desagradable… todavía [risas].
Librería Tipos Infames
San Joaquín, 3, Bajo Izquierda, 28004 Madrid
www.tiposinfames.com
Fotos: Patricia Magaña
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