Reconozcámoslo, ser celíaco es una faena. Una faena que de alguna forma fastidia a 1 de cada 100 personas en España, condenándolas a vivir para siempre con una enfermedad crónica que les obliga a cambiar radicalmente sus hábitos alimenticios.
Sí, porque la celiaquía es una intolerancia permanente al gluten, proteína presente en cereales como el trigo, la cebada, el centeno o la avena, y que provoca una reacción inflamatoria del intestino delgado. El único tratamiento hasta la fecha es prescindir del gluten.
Desgraciadamente, el gluten está presente en muchísimas y riquísimas Comida’s y Bebida’s, desde el pan hasta la cerveza, pasando por las pastas y un montón de alimentos preparados que incluyen en mayor o menor medida trazas de esta proteína.
Precisamente en una vida sin pizzas y sin spaguettis fue en lo primero que pensó Santi Godfrid cuando le dieron la noticia que cambiaría su vida: “Eres celíaco”. Entonces tenía 24 años y trabajaba en el área de marketing de una compañía de iluminación.
“Al principio lo llevé mal, ni siquiera sabía que había alternativas… En casa me apañaba, pero cuando salía a comer fuera no tenía ningún sitio donde ir y, entre las cosas que podía comer, no encontraba nada que me supiera rico, sobre todo los postres, todos tenían gluten, y soy un tío muy dulcero y muy panero”.
Precisamente este fue el acicate que impulsó a este joven a crear Celicioso, una de las primeras pastelerías para celíacos en España. Su principal reto fue la consistencia de las tartas y pasteles, porque los postres gluten free que había probado o estaban muy duros o se desmigaban con facilidad. “En mi opinión eran un asco”, comenta.
Desde entonces, Celicioso ha conseguido hacerse un hueco entre las pastelerías de Madrid. Sus hits son la tarta de zanahoria, los cupcakes, la tarta de queso y la banofee, un bizcocho relleno de plátano y dulce de leche recubierto por mascarpone que ha sido seleccionado por el blog Madrid Confidencial como una de las 10 mejores tartas de Madrid.
Pero el mejor reconocimiento para Santi es que a los no celíacos les encantan sus postres y abarrotan, junto a los celíacos, las mesas del local.
En cuanto a la enfermedad, en opinión de Santi, las cosas han cambiado mucho desde que él fue diagnosticado hace cuatro años. A nadie le es ajena la celiaquía y ya son muchos los restaurantes donde se pueden encontrar menús para celíacos que ofrecen una total seguridad. Así que ¡brindemos con una cerveza sin gluten! Porque la vida puede ser “celiciosa”.
Photo: Celicioso.
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