Porque amor y gastronomía siempre son buena pareja, hoy nos hacemos eco de aquellas historias narradas en el cine en las que el amor o la amistad, los sentimientos al fin y al cabo, se funden con la gastronomía. Amar y comer. Amor y comida como protagonistas.
Si hacemos un repaso por la historia del cine, la comedia romántica -no podía ser de otra manera- es el género cinematográfico que más ha utilizado la gastronomía para el desarrollo de sus historias de amor. Que se lo digan sino a Jhonny Depp y Juliette Binoche. ¡Cuánto bombón tuvieron que probar para la grabación de Chocolat! Se basa en la historia de una chocolatería abierta por una mujer y su hija, recién llegadas a un pequeño pueblo francés, un nuevo negocio que abre el dulce apetito de unos vecinos aburridos de su nada excitante rutina. En este caso, bombones y dulces, abren el apetito al espectador, ansioso de un subidón de azúcar postpeli.
De Hollywood procede también Sin reservas, un comedia ligera, sin más pretensiones que entretener. Se trata de un remake de una película alemana, Deliciosa Martha, menos conocida pero no por ello no merecedora de una tarde de peli y manta. Ambas comedias cuentan la historia de una reputada chef que se encuentra de repente con dos relaciones sentimentales nuevas que afrontar. Por un lado, la llegada de su sobrina a la que debe aprender a comprender y cuidar y, por otro lado, un nuevo romance que surge con su compañero de cocina, una relación que empieza con la tensión del que se sabe atraído por quien no debe. En este mismo género, la película Seducción a la carta cuenta la historia de amor entre un hombre de negocios y una mujer que, aún siendo propietaria de un restaurante, muestra sus torpes artes culinarias.
Otra de esas comedias románticas que despierta el apetito es Como agua para chocolate, un film donde la cocina mexicana se convierte en el marco perfecto para una historia de amor de dos jóvenes que se encuentran con un camino lleno de impedimentos para su felicidad. Una de las mejores escenas de este film está protagonizada por un delicioso plato de codornices con pétalos de rosa, una receta que excita -sexualmente hablando- a toda la mesa de comensales.
Amores de cocina
¿Y qué pasa cuando la decisión de tu vida se tambalea entre el éxito profesional o el amor de tu vida? En esa tesitura trabaja el actor Unax Ugalde en Bon Appétit, un melodrama en el que el protagonista consigue el sueño profesional de su vida, trabajar como chef en un prestigioso restaurante de Zurich, donde se tendrá que debatir entre el amor por la sumiller del restaurante o el éxito en su carrera.
Un relato de amistad, salpicado de aventura amorosa, fracasos y decepciones. Esta vez aderezada con vinos. Eso es Entre copas, un film que mezcla sentimientos que se beben en las copas de vino de dos amigos que deciden hacer un viaje con destino a unos viñedos, un viaje que darán una vuelta de tuerca a sus vidas y decisiones. Con nominaciones a los Oscar, Premios Bafta o Globos de Oro.
Películas españolas, donde el amor se mezcle con buena gastronomía, encontramos algunos ejemplos, aunque cinematográficamente no sean de la mejor calidad. Menú degustación es una de ellas. No pasará a la historia del cine, pero entretiene contando la experiencia de una pareja que consigue cita para comer en uno de los mejores restaurantes del mundo de la costa mediterránea -una clara referencia a El Bulli-. Con importantes problemas sentimentales, esta pareja se reúne para disfrutar de esta cita en un contexto de delicadeza y suculenta comida para vivir así una experiencia gastronómica irrepetible que se traduce en una reflexión sobre el ser humano y las relaciones. Y si hablamos de sentimientos y comida, a la española, otra película que aborda este tándem es Dieta Mediterránea, donde los actores Paco León, Olivia Molina y Alfonso Bassave brinda al espectador un triángulo amoroso. Los tres buscarán la forma de mantener este tripartito, con una protagonista, criada entre fogones, que se niega a renunciar a ambas relaciones.
Uno de los ejemplos más conocidos en el género de la animación es Ratatouille, la película de animación que humaniza a una rata, Rémy, para darle el papel de cocinero. Una trama más que divertida que, más allá de los fogones, describe el camino de una relación de amistad, en un principio imposible, con el joven Alfredo Linguini. ¿Un chef roedor en el París más exquisito? La animación nos ha regalado otro momento romántico y gastronómico que ya forma parte de la historia del cine: Cómo olvidar el primer beso, a la italiana, de La Dama y el Vagabundo, gracias a ese delicioso plato de espaguetis. Porque el amor, si se vive acompañado de un buen menú, es siempre mejor. Y el cine, lo sabe.
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