«If the bee disappeared off the surface of the globe, man would have only four years to live» (A. Einstein)
Quizá este escenario apocalíptico no sea del todo cierto pero ¿os imagináis un mundo sin frutas del bosque, nueces, cítricos, cebollas, pepinos, coco, tomate, manzanas, aguacate, berenjenas, café o chocolate? Ese es el mundo que tendríamos si no existieran las abejas. Y no, yo tampoco puedo llegar a imaginármelo.
La ausencia de abejas terminaría con la polinización, lo cual supondría la extinción de algunas especies vegetales y animales y afectaría a la dieta alimenticia del ser humano puesto que más de un tercio de lo que comemos depende de este fenómeno.Las abejas siempre me han fascinado, y no sólo porque puedan volar. La forma de vivir en armoniosa comunidad, su rectitud en el trabajo y castigo a los zánganos, y esa meticulosa forma de construir panales describiendo perfectas formas geométricas que llenan de uno de mis productos predilectos: la miel.
La miel es uno de los alimentos más completos que existen, pero se ha visto denostado con el paso del tiempo, quizá por su necia consideración como alimento “viejuno” y sometido a procesos de manufacturación que hacen que pierda toda su esencia. Sin embargo, en la capital aún tenemos esperanza.
MIEL DE LA SIERRA DE MADRID
Desde hace unos años, la zona norte de la Comunidad de Madrid está de enhorabuena. En la sierra de la capital y alejado del bullicio, José Llaxacondor lleva desde 2004 creando una de las mejores mieles que hay en el mercado nacional. Este peruano afincado en España decidió que seguiría con la tradición familiar y que, al igual que su padre, sería apicultor y así surgió La abeja viajera, empresa que no sólo vende unas mieles que hacen las delicias de los paladares más exigentes sino que también se dedican a la cría de abejas, polen, propóleos, jalea real y cera. Otras de las actividades son la venta de familias de abejas para poblar o repoblar cabañas apícolas e incluso para tratamientos de dolencias mediante la apiterapia, así como la prestación de servicios de asesoramiento técnico y cursos para todas aquellas personas que deseen iniciarse en el fascinante mundo de la cría de abejas.
José recuerda como al llegar a España comenzó con apenas 5 familias de abejas y cuanta dificultad tuvo para sacarlas adelante. “Era un clima distinto, las abejas aquí son distintas y tuve que adaptarme”, concede. Gracias a la experiencia de otros apicultores de la zona norte que le ayudaron con su negocio prosperó y en la actualidad cuenta con más de 200 colmenas con un promedio de 160.000 abejas por colmena y una miel exlcesa.
Por eso yo, desde aquí, les animo a comprar miel, a consumir miel que es el perfecto sustituto del azúcar (déjense de estevia y de tonterías) y salgan a los mercados agrícolas a comprar productos artesanos, de proximidad, de calidad. Recuerden la sabiduría de sus abuelas que tras la posguerra y con escasos recursos alimenticios, en algunas partes, podían permitirse el lujo de tomar como postre o plato único nueces con miel. Supongo que con la sofisticación perdimos la perspectiva de los pequeños placeres.
Photo: La abeja Viajera, Javier Lobato.
La abeja viajera C/. Jaime Campmany Nº2Soto del Real – 28791 – Madrid. España
Tel +(34) 918480233 /+(34) 656488854 laabejaviajera@gmail.com
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