La verdad sea dicha: cuando se pronuncia la palabra hamburguesa, a más de uno y de dos se les sueltan los agujeros del cinturón, su índice hiper-glucémico sube como el champan agitado, las pupilas se les dilatan en exceso y un líquido traslucido y gelatinoso se precipita por la comisura de los labios, sí, es baba y no de caracol precisamente.
Siempre que se hace referencia a este icono de la gastronomía americana, por llamarlo de alguna manera, lo asociamos a carne de ternera a la parrilla acompañada de lechuga, tomate y cebolla. Existen sus variantes, sus salsas emblemáticas como el ketchup, ingredientes extra como el queso, bacon, pepinillos, etc y todas esas nuevas variedades de este bocadillo creadas para ese público más gourmet. Pero también existe un universo paralelo, tangible y delicioso. Un mundo libre de sufrimiento animal, coresterol, gota y “pancetitis peludis” o también llamada panza, chichas, lorzas, fanegas, michelines, barrigon, uni-abdominal y otros apelativos que tu suegra tiene reservados para ese Mon Chérie relleno que tienes como abdomen.
El concepto es sustituir el filete de carne de ternera, pollo o pescado por un “filete” elaborado a través de cereales, legumbres, verduras, prensado y dorado de igual manera que su homologo cárnico.
FAQ: Frequently Asked Questions
Pero…¿el resultado es el mismo?
Ni de coña, nada que ver. No busques sustituir sabores, ya que nunca una opción vegetariana te aportara el sabor ferroso de la sangre ni su mantecoso nivel de grasa que aromatiza tu cocina cuando funde bajo el fuego.
¿Me moriré comiendo estas hamburguesas?
Posiblemente lo hagas antes por estupidez. Háztelo mirar si no dejas de pensarlo.
¿Cómo es su sabor?
Pues cojonudo, diferente,
¿Engordan menos?
No, en cuestión de calorías están más o menos equiparables, posiblemente menos, pero depende de la cantidad de mayonesa o lactonesa que quieras ponerle o los frutos secos con los que quieras aderezarle o grasas e hidratos quieras utilizar. Aunque estas hamburguesas sean de origen vegetal, siguen siendo grasas y calorías. Aunque la verdad sea dicha, son mucho mejor asimilables y causantes de menos problemas digestivos, a largo plazo, que las emplazadas en el archiconocido gremio del fast food a pie de calle.
¿Por qué comerlas mejor que las de origen animal?
Obviando motivos morales, no se trata en sí de que sean mejores o peores, sino que son una buena, divertida y sana opción para los que buscan nutrirse de muchas otras maneras. No solo existe la proteína animal, sino que también una vegetal que nos puede aportar los aminoácidos que necesitamos para un normal funcionamiento. Así podrás crecer sano y fuerte, como Popeye.
Entendiendo esto, existen multitud de sabrosas variantes que pueden alegrarte la vida. Eso sí, hay que tener en cuenta algunos conceptos y consejos. Atiende:
1. Es necesario aglutinar los ingredientes que utilices. Necesitas textura, firmeza y espesor. Puedes utilizar harinas, pero suelen ensuciar el sabor.El pan rallado ayuda, pero en demasía, estropea la textura en boca. También puedes utilizar huevo, pero si tu opción es vegana o vegetariana libre de ellos, ya no te vale esta opción.
Los mejores resultados se obtienen con la utilización de legumbres cocidas, ya sea bien en puré o semi-aplastadas. También con la utilización de cereales como el arroz, aprovechándose las cualidades del almidón del arroz y su alto poder aglutinante. Todo esto se hace para poder trabajar las burguers en la plancha y que no se desmenucen durante su dorado.
2. Es aconsejable, acompañarlas con ingredientes jugosos, ya que de por sí, muchas de tus veggie-burguers no serán todo lo jugosas que tu deseas o imaginas. Tomate asado, guacamole, pate de champiñones, chucrut, pate de tofu, etc. No hay límites, bueno, algunos sí, pero no es sitio para comentarlos.
3. Añade a tus creaciones salsas diferentes a las clásicas mayonesa, mostaza y kétchup. El mojo canario, el pesto genovés, el yogurt, chutney de mango, salsa de aguacate, mermeladas de hortalizas, o cualquier cosa que se te ocurra, tu mente calenturienta da para eso y mucho más.
4. Si te interesa la aportación proteica de tus hamburguesas, no olvides nunca combinar algo de cereales y legumbres por ejemplo, lentejas cocidas y arroz, o garbanzos y granos de avena, así obtendrás los aminoácidos esenciales y algunos más. También utilizar huevo y queso -si no eres vegano- puede ser tu opción. Así potencias sabores y amplías la paleta de sensaciones en boca.
5. Para hacer cada vez más interesantes tus preparaciones, incorpora dentro de la masa, que se transformará en tu filete, crujientes frutos secos troceados, verduras diferentes (no solo de cebolla vive el hombre) como hinojo o bróculi, tomates secos en aceite; especias “picaronas” o aceitunas; hierbas frescas como albahaca o salvia o verduras deshidratadas que aporten aromas, sabores y que potencien nuestra burguer.
6. Be diferente my friend y fríe boniatos, chirivías, zanahorias y otras hortalizas que encuentres o tengas a mano. Tanta patata frita aburre.
7. Las lechugas son el verde del pasado. Utiliza finas tiras de lombarda, repollo, col china, pak choi, espinacas o acelgas. Su sabor y su crujiente textura le van de perlas.
Aquí tienes lo básico para iniciarse en el mundo de la hamburguesa vegetariana, lejos de las aburridas de tofu o seitan, que más que otra cosa, se acercan más a la suela de mi zapatilla que otra cosa.
Photo: Javier Lobato (Gastromedia)
Al preparar este artículo se nos ha hecho la boca agua con:

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