¿Qué puede haber en común entre un tatuador y un cocinero? Creatividad. Si en el mundo de la cocina los límites se desdibujan y los cocineros encuentran libertad absoluta para sus creaciones, en el mundo de los tattoos no es para menos. Pero no sólo eso, las ocasiones en las que a esa creatividad de quien dibuja sobre la piel se suma la gastronomía son cada vez más. Con o sin significado alguno, los tatuajes de comida se han vuelto de lo más mainstream para los amantes de la tinta sobre piel. Y con ellos, cientos de personas que deciden decorar su cuerpo con alguno de sus platos o alimentos favoritos.
Entre los más populares, pizzas o hamburguesas, platos que, probablemente, sean la metáfora de los momentos compartidos en torno a ese ritual que supone la fast food, momentos perpetuados a través de tattoos como éstos:
Lo más característico de los tatuajes sobre comida son sus colores, tatuajes llenos de vida representados a través de, por ejemplo, helados de todos los colores, donde los adictos al azúcar traspasan la dulzura a su piel.
Y si se trata de poner color a nuestro cuerpo, qué mejor que frutas como la piña o la sandía, alimentos que representan el lado más tropical de esta muestra de tatuajes gastronómicos.
Los alegatos en favor de una vida cafeínica son otro de los temas recurrentes, y los hay que prefieren “Death before decaf” o que no dudan en mezclar dos de sus pasiones: café y Twin Peaks, la serie televisiva de David Lynch en la que su personaje disfrutaba diariamente de una “Damn fine cup of coffee” con una deliciosa tarta de cerezas.
Puestos a dejar una impronta de por vida, hay quien prefiere recordar su condición vegana a todo color en la piel. Si la carne se convierte en tentación, no está de más un aguacate que te recuerde tu filosofía alimenticia.
Y si lo tuyo es más cocinar que comer, puedes recordarle al mundo que eres un as en la cocina decorando tu cuerpo con uno de tus utensilios favoritos. ¡Cooking is life!
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