Saravana Bhavan: una historia de cine

Un thriller tras la cadena de restaurantes vegetarianos más grande del mundo

¿Qué harías tú si en el pueblo donde vives no hay restaurantes? ¿Ir a comer al pueblo más cercano? Bien, entonces es que eres un ciudadano medio, del montón. Vamos, normalito. Porque Rajagopal lo que hizo fue abrir su propio establecimiento, y ahora resulta que es el dueño de la cadena de restaurantes de comida vegetariana más grande del mundo.

Saravana Bhavan Restaurantes

Si eres vegetariano probablemente alguna vez haya oído hablar de Saravana Bhavan: comida india apta no sólo para aquellos que no comen carne, sino para celíacos también. Dosas, ravas, idly, uttapam, vada… manjares originarios del sur del país asiático que a día de hoy se pueden disfrutar en 56 establecimiento repartidos por el mundo.

La historia de Rajagopal es, cuanto menos, digna de película de Bollywood. De orígenes humildes, tuvo que trabajar desde niño limpiando mesas en un restaurante y durmiendo por la noche en el mismo suelo que fregaba durante el día.

De fregar suelos, pasó a hacer té, y después a trabajar en una pequeña tienda de ultra marinos. Llevaba el gen emprendedor bien dentro porque a los 21 años abrió su propia tienda de alimentos: con dificultad eso sí, y con la ayuda de su padre y cuñado. Cuentan que su sueño de abrir el primer restaurante nació precisamente cuando uno de sus clientes habituales le dijo, como de pasada, que estaba harto de tener que ir al pueblo de al lado a comer porque en el que estaban no había ni un solo establecimiento. Eso fue en 1979, y el primer Saravana Bhawan nació en 1981 en Chennai, capital del estado de Tamil Nadu.

Saravana-Bhavan-Rajagopal-hijos

Dicen que desde el principio se obsesionó con la calidad de la comida y del servicio, y que hasta despidió a un “consejero” que le dijo que para ganar más dinero tenía que ofrecer materia prima barata y pagarle menos a sus trabajadores. Rajagopal se negó, y aunque al principio perdió bastante dinero, su reputación le consiguió mantener en los duros inicios.

Fue uno de los primeros restaurantes establecidos que servía su comida sobre una hoja de banano, algo muy común en la India rural del sur (al carecer de platos) pero poco visto en las ciudades. Para Rajagopal presentaba dos ventajas: higiene para los clientes (al no comer directamente sobre el plato que otros clientes usarían) y facilidad para sus trabajadores (al ser más fácil de lavar la vajilla).

De hecho una de las cosas que más enfatizan de él quienes le conocen es su preocupación por los trabajadores del restaurante, que mostró desde sus inicios: les obligaba a cortarse el pelo una vez al mes para evitar que ningún cabello suelto y largo de más cayera en la comida, tenían prohibido quedarse viendo la tele hasta tarde para evitar que los show televisivos quitaran horas de sueño que se notasen luego en el rendimiento de la siguiente jornada laboral, y dio aprovisionamiento no sólo a los empleados, sino también a sus familias, pagando la escolarización de hasta dos hijos por trabajador.

Saravana Bhavan trabajadores

Parece el jefe ideal, pero Rajagopal tenía claro que no lo hacía sólo por su staff, pues sabía que sus empleados estuviesen contentos aumentaba su productividad y por tanto la vida de su negocio.

Y claro, como decimos que estamos en una peli, nos falta el argumento dramático. Ahí va: en 2009 Rajagopal fue sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de Prince Santhakumar, el marido de la hija de uno de sus asistentes, de la que se dice estaba enamorado y quería tomar como su ¡tercera mujer! El cuerpo de Shantaram fue encontrado un mes más tarde de haber desaparecido, en 2001. Tras varios meses en la cárcel, Rajagopal salió de prisión y su caso aún está pendiente en el Tribunal Supremo “sin que se espere que ocurra una resolución en el futuro próximo” escriben en casi todos los periódicos que han tratado sobre su historia.

Este oscuro episodio, lejos de suponer el fin del imperio Saravana Bhavan, ha hecho que sobreviva y se mantenga: durante estos años de litigio abrieron 46 establecimientos en el extranjero.

La especialidad por excelencia de Saravana Bhavan son las dosas. Esta especie de “pancake” de la que ya hablamos en su momento hace las delicias de vegetarianos, veganos y celíacos. Con todas sus variedades y con su sabor: masala dosa, onion masala dosa, rava,…

Saravana-Bhavan-utapam

La segunda elección favorita es el uttapam. La que es conocida como “la pizza india”, pero que en realidad no tiene nada que ver. Hecha a base de harina de arroz, lo que hace especial al uttapam es que los ingredientes (vegetales, siempre) se echan directamente sobre la masa (que ha tenido que ser previamente fermentada) y se cocina todo a la vez. Sólo hace falta vuelta y vuelta para que esté listo.

Idli también es típico de sur de la india y lo toman para desayunar. Se hace con una mezcla de harina de arroz y de lentejas que, una vez fermentada, se cuece al vapor. Las pequeñas tortas redondas quedan muy esponjosas y se mojan siempre en distintas salsa, llamadas chutney o sambar.

Saravana Bhavan dosas

Y por último vada, que te pueden parecer rosquillas a simple vista, pero que, lejos de la realidad, estás a base de puré de patata o lentejas. Se suelen tomar fritas y son un riquísimo snack que se encuentra tanto en restaurantes como en la calle a cualquier hora.

Desde luego no sabemos cuál es el secreto del éxito de Saravana Bhawan, pues no hay recetas que puedan explicar cómo esta trama policíaca no ha afectados a los negocios de Rajagopal, pero si hay algo que podemos afirmar es ¡¡lo buena que está su comida!!


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