Cuando llegas a Alcalá la Real, en la provincia de Jaén, te embarga la sensación de estar en otra época. No sólo por los tractores que salpican la carretera, de ida o vuelta a la recogida de la aceituna, sino que la imponente Fortaleza de La Mota, que corona este municipio, deja claro que aquí hay Historia.
Sin embargo, nuestro destino está a unos kilómetros a la afueras de Alcalá, en el conocido Paraje del Cascante. Allí, rodeadas de viñedos y vigiladas por una torre del siglo XI, llamada Torre del Cascante se encuentran las magníficas instalaciones de Bodegas Marcelino Serrano.Las bodegas llevan el nombre de su fundador, un hombre sensacional, electricista de profesión y que desde hace casi cuarenta años ha hecho de su pasión, la viticultura, toda una forma de vida en la persona de su hija Blanca, que compagina su enorme afición al trailrunning con el desarrollo y modernización de este singular proyecto familiar.
Pinot Noir, Cabernet-Sauvignon, Torrontes, Syrah son algunas de la variedades que trabajan Blanca y su padre. Ambos, como si fueran uno, abren las puertas de su bodega a todo el que desee conocer un poco más, no sólo del vino, sino de la historia de la comarca, de los ‘privilegios’ con los que contaba esta zona fronteriza allá por la época de La Reconquista o simplemente, un rato de charla, porque por estas zonas el tiempo apenas corre lo mismo que en la grandes ciudades.Al visitar las Bodegas Marcelino Serrano, no buscaba saber más de vino, sino dar a conocer el proyecto de un hombre convertido en todo un éxito real, conseguido a base de tesón, trabajo e ilusión junto a Blanca, su hija, Ingeniero Técnico Agrícola en Industrias Agroalimentarias y Licenciada en Enología por la Universidad de Córdoba, clave sin duda en el éxito familiar.
Blanca me muestras las instalaciones donde suele recibir visitas y ofrecer catas. Me explica la situación geográfica de su bodega y, por supuesto, paseamos por sus viñedos. Una tirada de 15.000 botellas anuales hace de esta bodega algo muy especial. Su producción está vendida cada año. Sin embargo, Blanca y su padre, están inmersos en hacer más grande su bodega y llevar sus excelentes vinos más allá de Jaén y su provincia, su actual mercado.Mientras paseamos me confiesa que en la bodega hace de todo. En este tipo de estructuras empresariales hay que hacerlo así. Ella es la responsable de su tienda en el centro de Alcalá, hace de guía, de catadora, de vendedora, distribuye sus vinos en su furgoneta por toda la provincia, asiste a diferentes ferias, y cada día, saca un rato para correr unos kilómetros.
Un claro ejemplo de trabajo y esfuerzo, lejos de los clichés de la subvención, economía sumergida y paro que tiñen de negro zaíno las crónicas diarias de la provincia de Jaén.
Si eres viajero, amante de la comida, del bueno vino o simplemente, amante de la buena gente, no dudes en detenerte en Alcalá La Real y visitar las Bodegas Marcelino Serrano. Te llevarás en la boca el dulce recuerdo del vino, en el corazón un trocito de Historia de la provincia de Jaén y sobre todo, tendrás siempre dos amigos más: Marcelino y Blanca.
Al preparar este artículo se nos ha hecho la boca agua con:

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